¿MOLESTIA O PROBLEMA DE SALUD?
Tener pitidos en los oídos es más común de lo que parece, pero, ¿a qué se debe y qué tengo que hacer en caso de padecerlo? Te lo contamos.
Si alguna vez has sentido un pequeño pitido o zumbido en el oído, esto te interesa. Se llaman acúfenos esos ruidos molestos que percibimos dentro de nuestros oídos o en la cabeza y, a pesar de lo que se cree, no tienen por qué ir asociados a la pérdida auditiva.
Entre un 10 y un 17% de la población ha sufrido alguna vez este trastorno auditivo en mayor o menor grado, pero no se puede catalogar como una enfermedad ni existe tratamiento para remediarlo. Eso sí, si alguna vez lo has padecido, seguro que te ha resultado incómodo.
¿Por qué ocurre?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que no se trata de una enfermedad en sí, sino de un síntoma de otras patologías. Es por esto por lo que las razones que pueden causar los acúfenos son muy variadas, a veces incluso no logra identificarse un origen.
Las lesiones auditivas y patologías como la hipoacusia o la pérdida de audición también pueden ser la causa de estos zumbidos. Por otro lado, el estrés y los malos hábitos posturales también pueden provocar pitidos.
La otitis y los tapones de cerumen también son algunas de las causas más recurrentes y es por esto por lo que se recomienda mejorar la limpieza del oído y mantenerlo libre de cera. Otros hábitos que puedes adoptar son evitar ambientes muy ruidosos y reducir el consumo de sal.
¿Tengo que preocuparme?
Una de las cosas que tenemos que valorar es si este zumbido o pitido afecta a nuestro equilibrio, sueño y si interfiere en nuestro día a día. A algunas personas les genera ansiedad y les afecta en su concentración. El ruido suele intensificarse cuando estamos en ambientes tranquilos y con ausencia de estímulos.
En el caso de el zumbido sea tan potente que no puedas llevar con normalidad tu día, puede que tu médico te recomiende usar audífonos y, en el caso de que esté relacionado con una enfermedad, puede que tengas que someterte a una operación.
Por otro lado, si es algo que no interfiere en nuestro día a día ni afecta a nuestro equilibro, podemos hacer algo para evitar el ruido. Existen terapias de reentrenamiento o habituación que lo que tratan de hacer es favorecer que nuestro cerebro se acostumbre a este estímulo y deje de percibirlo. Es decir, si nos acostumbramos al sonido, dejaremos de detectarlo porque nuestro cerebro lo desestimará.
Eso sí, aunque solo te cause una pequeña molestia, lo ideal es que ante cualquier anomalía pidas cita en tu médico y que te descarte un posible problema auditivo o lesión en el oído.
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