SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
Ágatha Ruiz de la Prada ha confesado en ‘El Hormiguero’ que su útero tiene forma de corazón. En este artículo te explicamos en qué cosiste esta malformación uterina -también llamada útero bicorne-, por qué se padece, qué implicaciones tiene, cómo se diagnostica y si existe un tratamiento adecuado para corregirla.
Ágatha Ruiz de la Prada visitó 'El Hormiguero' para presentar su libro, 'Mi historia', y compartió con Pablo Motos algunas de sus intimidades; de entre ellas, nos ha llamado especialmente la atención que confesara que tiene el útero con forma de corazón.
La diseñadora admitía que la forma de corazón "le ha traído mucha suerte en todo menos en el útero", ya que estuvo al borde de la muerte en sus dos partos porque "se me quedaba la placenta pegada al útero y me iba desangrando a lo bestia", ha explicado en la entrevista.
En NovaMás hemos investigado en qué consiste el útero en forma de corazón y hemos averiguado que se trata de una malformación uterina que también recibe le nombre de útero bicorne.
Si quieres saber en qué consiste esta malformación, por qué se padece, cómo se diagnostica, que implicaciones tiene y si existe un tratamiento adecuado para corregirla, sigue leyendo este artículo.
¿Qué es el útero bicorne o con forma de corazón?
Un útero con forma de corazón es una anomalía uterina, dado que cuando se forma con normalidad, se asemeja a una pera invertida y la parte superior tiene forma redondeada.
En el caso del útero con forma de corazón, en la parte superior de la cavidad, a la altura de las Trompas de Falopio, hay una hendidura -más o menos pronunciada, según el caso-, característica que hace que su forma se parezca a un corazón y le dé nombre.
Esta anomalía también recibe el nombre de útero bicorne o bicornuato, llamado así también porque el aspecto del útero está dividido en dos, forma que recuerda a dos cuernos.
En esta publicación de Ginecología González se puede de forma muy clara la diferencia:
Origen de la malformación
Durante la gestación, mientras se desarrolla el feto, se va formando el útero del bebé que se convertirá en mujer. Lo hace a partir de dos tubos -llamados Müllerianos- que se van uniendo formando un único órgano más amplio, el útero.
Sin embargo, en ocasiones este proceso sufre alguna anomalía y los tubos se unen de forma irregular en la pelvis -o no se llegan a unir nunca- y es entonces cuando hablamos de malformaciones uterinas.
El caso del útero bicorne, los tubos se unen por la parte superior, pero no completamente, de manera que da lugar a esta peculiar forma.
Qué implicaciones tiene
Muchas mujeres no saben qué forma tiene su útero, la mayoría de malformaciones uterinas son asintomáticas y no influyen para nada en el ciclo menstrual.
En casos más raros, una mujer con un útero bicorne puede tener más posibilidades de sufrir endometriosis, que ocurre cuando hay flujo menstrual retrógrado. Esto sucede cuando el recubrimiento del útero -que se desprende al no ser fecundado- en lugar de fluir hacia el cuello uterino lo hace a través de las trompas de Falopio hacia el abdomen.
No obstante, las complicaciones más comunes derivadas del útero bicorne están relacionadas con la gestación. Nacer con una malformación uterina no es sinónimo de tener problemas de fertilidad, pero sí que están relacionadas con abortos espontáneos, partos prematuros, que el bebé venga de nalgas y otras complicaciones similares de embarazo.
Cómo se diagnostica y se trata
Habitualmente, las malformaciones uterinas se diagnostican a través de pruebas específicas como una ecografía 3D, una resonancia magnética o una radiografía con contraste.
Este tipo de pruebas no se llevan a cabo de forma regular, por lo que generalmente la paciente que lo sufre debe haber mostrado algún indicador de que algo no va bien, como abortos espontáneos de forma recurrente, problemas de fertilidad o varios partos de nalgas, por ejemplo.
El único tratamiento posible es someterse a cirugía. En quirófano se puede unir las dos partes uterinas que no se hizo en el vientre materno, pero la mayoría de mujeres que tiene un útero con forma de corazón -esta anomalía solo afecta al 0,4% de la población mundial- ni siquiera sabe que lo tiene y, en el caso de estar embarazada, si se hace un buen seguimiento todo sale bien.
Durante el parto, si hay complicaciones, el ginecólogo que asista al nacimiento ya tendrá el historial y los conocimientos que se requieren para intervenir en el caso de que sea necesario.