CURIOSIDAD
Si alguna vez has notado que en invierno tienes más hambre, tranquilo: es normal. En los periodos en los que haces más frío, tendemos a dejar a un lado las ensaladas y optamos por comidas más contundentes y con un contenido graso más alto. Y esto tiene una explicación.
En invierno, debido a las temperaturas bajas y los días más corto, tendemos a buscar el calor, la comodidad y aumenta nuestro hambre. Durante este periodo de frío, las ensaladas y comidas más frescas pasan a un segundo lugar para dejar paso a alimentos más contundentes que aporten calor y calorías a nuestro cuerpo. Y es que, se trata de una respuesta natural de nuestro cuerpo que te vamos a explicar.
Si alguna vez has sentido en la época de frío tienes más hambre que de costumbre, es normal. La respuesta es que nuestro cuerpo busca equilibrar nuestra temperatura corporal y para ello consume más calorías, lo que hace que tengamos una sensación mayor de hambre. Lo cierto es que nuestro organismo, al utilizar más recursos para afrontar las necesidades básicas, necesitará más gasolina para poder funcionar. En este caso, la gasolina es nuestra alimentación, que será mayor cuanto más frío haga.
Además, los alimentos calientes como las sopas y los guisos satisfacen las necesidades de nuestro cuerpo debido a su alto contenido en fibra, carbohidratos y proteínas, que son los encargados de proporcionar los nutrientes esenciales para afrontar las bajas temperaturas, además de una sensación de saciedad duradera.
En resumen, cuanto más frío haga, más aumenta el metabolismo basal. Esto quiere decir que nuestro cuerpo necesitará quemar más calorías para mantener la temperatura corporal y, por tanto, producirá un déficit calórico que compensará aumentando el apetito. De esta forma, mandará señales de tener más hambre para que consumamos más alimentos.
Durante el invierno, las emociones también juegan un papel muy importante en nuestra alimentación. Las bajas temperaturas invitan a quedarnos en casa, volvernos más sedentarios, tener más tiempo libre y matar las horas comiendo. Pues, la inactividad tiene un efecto directo en nuestro apetito, por lo que no es raro que consumamos más comida de la que realmente necesitamos.
Es importante mantenernos activos, abrigarnos y no abusar de las comidas calóricas durante los meses de más frío. Lo ideal es mantener un equilibrio en nuestra dieta, asegurarnos de consumir también alimentos frescos como fruta y verdura.