RAMPAS Y CALIDAD DEL SUEÑO

¿Por qué nos dan a veces espasmos al dormir?

Te metes en la cama, te relajas, parece que estás conciliando el sueño y de repente sufres un espasmo muscular, como si una corriente recorriera tu cuerpo, y te despiertas. ¿Por qué te sucede esto? En este artículo te explicamos las causas más comunes de los espasmos que sufrimos al dormir y cómo evitarlos.

Llega una hora del día que tu cuerpo y tu mente deciden que ha llegado el momento de descansar. Para rendir al día siguiente necesitas dormir bien un mínimo de horas, pero, ¿qué pasa si no puedes descansar bien porque sufres descargas eléctricas, rampas o espasmos musculares?

En este artículo te explicamos en qué consisten los espasmos mioclónicos, qué hacer para reducir su aparición lo máximo posible y cómo superarlos. Sigue leyendo.

¿Qué son los espasmos mioclónicos?

Los espasmos musculares mioclónicos son sacudidas súbitas y bruscas de las extremidades o de todo el cuerpo. Aunque son generalmente inofensivos, los espasmos fuertes pueden causar mucha incomodidad y ansiedad, afectando la calidad del sueño.

Es importante entender que los espasmos al dormir no son una enfermedad por sí mismos, sino síntomas o respuestas del cuerpo a ciertos factores. Aunque algunos científicos sostienen que estos espasmos pueden ser el resultado de la ansiedad, el consumo de estimulantes, el estrés, la falta de sueño o la realización de actividad física intensa, también piensan que estos temblores pueden ser la respuesta a un estímulo externo como un estruendo o un fogonazo de luz mientras dormimos.

Hidratación y dieta rica en magnesio y potasio

Para evitar la aparición de espasmos y descargas de tensión muscular incontroladas, debemos asegurarnos de mantener nuestro cuerpo bien hidratado -consumiendo suficientes líquidos y reponiendo de sales minerales nuestro organismo-.

Llevar una dieta rica en magnesio y potasio, como plátanos, almendras y espinacas, puede ayudar en la prevención de los espasmos musculares, ya que estos minerales participan activamente en la relajación muscular.

Además, es muy recomendable reducir el consumo de alimentos y bebidas estimulantes -como la cafeína, la teína o las bebidas energéticas- a lo largo del día, pero evitarlos en la medida de lo posible durante las horas cercanas a la hora de dormir, dado que estos pueden incrementar la tensión y provocar un sueño agitado.

Estrés y ansiedad: dos factores clave

Cuando una persona sufre estrés y padece ansiedad, su sistema nervioso está constantemente en estado de alerta, hecho que provoca mayor tensión en su musculatura. Esta tensión acumulada se puede liberar durante las horas de sueño porque el cuerpo reduce su actividad, se relaja y sus músculos liberan la sobrecarga que no necesita a través de los espasmos.

Además, el estrés puede empeorar los patrones del sueño y hacer que la persona que lo padece tenga un sueño más ligero, de manera que aumente las probabilidades de experimentar estas sacudidas nocturnas y, a su vez, la ansiedad. Los espasmos musculares y el estrés van de la mano y pueden retroalimentarse mutuamente en un ciclo sin fin.

Evita la actividad física intensa a última hora

Aunque el deporte es muy recomendable para el estado de salud y la actividad física intensa mejora nuestro sistema cardiovascular y cuida nuestras articulaciones y músculos, practicarla a última hora del día puede ser perjudicial para descansar apaciblemente.

El ejercicio fuerte genera fatiga y estrés en la musculatura, que se recupera mientras dormimos. No obstante, cuando el cuerpo se relaja, la tensión acumulada en los músculos puede buscar una vía de escape a través de los espasmos.

Si el único momento que tienes para practicar deporte es al final del día, elige una modalidad deportiva más relajada, como puede ser yoga o pilates, para realizar estiramientos que contribuyan a la relajación del cuerpo y a minimizar la posibilidad de tener espasmos.

¿Cómo superar el espasmo?

Cuando se experimentan espasmos fuertes y de forma recurrente, se tiene que tener claro qué puedes hacer para limitar su efecto. El primer paso consiste en respirar profundamente y tratar de relajar el músculo afectado. Si el dolor persiste, puedes masajear suavemente la zona y aplicar calor para ayudar a aliviar la tensión.