Aprendamos de nuestro cuerpo

¿Por qué somos cíclicas las mujeres?

Seguramente te sientas totalmente identificada con el adjetivo “cíclica”: las féminas nos pasamos, desde que nos viene la regla, en una eterna montaña rusa, de sensaciones físicas y emocionales. Ejemplos: los días previos a la menstruación te entra un apetito voraz y vacías la nevera (sobre todo de dulces) y además, puede que estés más decaída/mohína de lo habitual. O más irritable. Eso ya no te sucede una vez pasada la regla. Y qué decir de las sensaciones en la pre-menopausia y la menopausia.

Mujer zeniStock

En definitiva que la manida (y muy maleducada) frase de “¿qué le pasará, estará con la regla?” tiene un por qué: que las mujeres tenemos durante prácticamente toda la vida un baile de hormonas, y esto afecta no solo al sistema reproductor sino al resto de sistemas de tu cuerpo.

“Las mujeres vivimos una saludable alternancia cíclica y esto sucede porque las hormonas sexuales femeninas varían cíclicamente y su acción repercute —también de manera cíclica— no solo en el aparato reproductor sino también en los demás sistemas: sistema inmunológico, sistema endocrino, sistema nervioso, sistema cardiovascular, metabolismo, etc.”, explica la ginecóloga Miriam Al Adib Mendiri .

Punto y ventaja para los hombres (algunos nos denominan, con mucha ligereza, “ciclotímicas”): sus hormonas no tienen ciclicidad, o sea, el patrón hormonal masculino no es cíclico, sino lineal. Más fácil, ¿verdad?

“Imaginemos un ciclo regular de 28 días: los ovarios producen estrógenos y progesterona todo el tiempo, pero para que todo funcione correctamente deben producirse las curvas de niveles hormonales de una manera cíclica. En la primera fase del ciclo (desde el día 1 al 14 del ciclo, suponiendo que hablamos de reglas cada 28 días) hay una predominancia de los estrógenos sobre la progesterona y en la segunda fase es al revés. La caída de la progesterona al final del ciclo es lo que produce la descamación del endometrio (la regla)”, comenta la experta.

Ciclo menstrual | iStock

Como hemos dicho, ese baile de hormonas afecta al sistema reproductor pero también, al resto de sistemas, por ejemplo, el nervioso: los estrógenos son estimuladores neurales y la progesterona, un inhibidor. “Los estrógenos aumentan la actividad de la serotonina y la progesterona la disminuye. Por eso en la primera fase del ciclo estamos más activas y nos comemos el mundo, sobre todo cuando vamos llegando a la ovulación y en la segunda fase tenemos más calma.

¿Por qué en algunas mujeres en lugar de más calma en la segunda fase del ciclo están más irritables? “Esto sucede en el síndrome premenstrual, una de las explicaciones es que se quedan demasiado bajos los niveles de progesterona”, detalla.

Aparte de afectar al sistema nervioso, las hormonas afectan también a nuestro metabolismo, al sistema inmunológico (por cierto que una de las teorías que explica por qué las mujeres vivimos más que los hombres defiende que es por los estrógenos, que hacen que la vigilancia inmunológica funcione a la perfección), función renal, sistema cardiovascular, etc.

Así que sí, amigas, somos cíclicas, pero viendo cómo está organizado nuestro cuerpo, no sería saludable no serlo. Aprendamos a vivir con ello y a disfrutar de cada momento del ciclo.