O te excita o supone un rechazo
Si tuviésemos que pensar en qué sentidos son más importantes a la hora de tener sexo, cuáles activan (o inhiben) nuestro deseo prácticamente de forma inmediata, probablemente pensaríamos en primer lugar en la vista y el tacto. Pero también el olfato es un sentido importantísimo a la hora de activar nuestro deseo sexual, pese a que en ocasiones no seamos ni siquiera conscientes de su papel decisivo en eso que frecuentemente no podemos explicar y que llamamos “química”.
La sexóloga, médica de familia y directora del Master de Sexología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, Rosa Montaña, asegura que “El olor corporal propio, más allá del que puede aparecer cuando sudas o te aplicas determinados productos, depende del PH de cada piel, lo que ocasiona que ciertos cuerpos nos provoquen atracción por una cuestión puramente bioquímica, mientras que otros generan rechazo”. La sexóloga afirma que ese rechazo “Suele producirse entre personas del mismo sexo, en el caso de los heterosexuales, y también con personas de otras razas”, afirma.
Sin embargo, tanto el rechazo como la atracción suele ir diluyéndose a medida que nos vamos acostumbrando a un olor corporal determinado. “Las glándulas olfativas terminan saturándose y puedes acabar acostumbrándote a un olor que en un principio te resultaba desagradable”. Lo mismo ocurre a la inversa, con los olores que nos resultan arrebatadores. “También es frecuente que determinados olores que identificábamos en algún momento de nuestras vidas como excitantes nos dejen de excitar”, explica Montaña, quien asegura que los hombres suelen ser más “olfativos” que las mujeres. “Se ha demostrado que los hombres pueden reconocer el olor de las braguitas de su chica entre las de otras mujeres”.
La excesiva preocupación por el olor corporal, que nos ha llevado incluso a tener una higiene exagerada, hace no solo que se pierdan ciertos estímulos sexuales relacionados con el olfato, sino que un número creciente de mujeres tenga problemas con su propio olor corporal, que pueden llevar incluso a bloqueos en determinadas situaciones. Para Montaña, una vez descartadas infecciones bacterianas de repetición, que intensifican el olor genital, o cualquier otro agente que modifique el PH vaginal, es importante aceptar el propio olor con naturalidad. “Una vulva y un pene tienen que oler a vulva y a pene, no a frutas del bosque”.
Es importante, en este sentido, evitar el uso de toallitas y obsesionarnos con ducharnos antes de practicar sexo. “Si te has duchado por la mañana puedes tener sexo por la tarde sin tener que limpiarte”, afirma la sexóloga, que insta a todas aquellas mujeres que tengan problemas para aceptar su olor corporal que lo trabajen, si es necesario con ayuda profesional. “Tal vez tengas que trabajar tu tabú y tu educación restrictiva respecto al sexo, ya que ese exceso de limpieza es que en realidad estás valorando, de alguna manera, el sexo como algo sucio”.
La sexóloga asegura, además, que existen dos tipos de perfiles eróticos que pueden sentirse más o menos excitadas ante los diferentes estímulos olfativos. Es lo que ella llama rosas y azules. “El deseo sexual masculino suele ser muy mecánico, muy azul. Pondré un ejemplo: un hombre llega cansado a su casa después de un día duro, y solo piensa en sofá y cervezas. Cuando llega a casa le espera su chica en ropa interior. La mayoría de hombres respondería a este estímulo mecánico y tendría sexo, mientras que gran parte de mujeres probablemente no”, explica Montaña. “A las mujeres muy azules, que también las hay, un tipo sudado les puede poner mucho, mientras que a las rositas, cuyo deseo funciona más a través de estímulos auditivos, puede que ese olor les provoque rechazo y náuseas”. La sexóloga asegura que no se sabe cuánto de biológico y de cultural hay en esta reacción. “Nos han enseñado toda la vida a inhibir nuestro deseo”, algo que por suerte está cambiando, pero tal vez no tan rápido como sería deseable.
No hay que olvidar otro olor muy importante que influye decisivamente en nuestro deseo de mantener relaciones sexuales con alguien: el olor bucal. “El mal aliento suele aparecer en personas que padecen pirosis o que realizan una dieta estricta baja en hidratos de carbono, y puede ser un obstáculo muy importante a la hora de despertar deseo sexual”, concluye la sexóloga. “Muchas mujeres van a rechazar besar a alguien con mal aliento, aunque siempre depende de la intensidad del deseo”. Para combatirlo, es recomendable acudir a un especialista, detectar las causas de la halitosis y aplicar el tratamiento adecuado.