Recupera la magia
¿Llevas ya un tiempo sin relaciones con tu pareja? ¿Los encuentros eróticos ya no son lo que eran? ¿A qué se debe? ¿Qué puedes hacer? ¿Es normal?
Cuando llevas una larga temporada con una persona es habitual que los planes, los mimos y las caricias tomen más protagonismo que vuestra vida erótica. El deseo pasa a un segundo plano y toma un gran protagonismo el romanticismo o la monotonía. La estabilidad nos acomoda, nos volvemos menos apasionado/as y descuidamos una de las patas de la relación: el sexo.
Es el tema entre los temas. La mayoría de las parejas que acuden, por ejemplo, a la consulta de una sexóloga es precisamente por esto: falta de deseo. De hecho, el científico Seth Stephens-Davidowitz descubrió recientemente que una de las frases más buscadas en Google por las parejas casadas es: “estar casado sin sexo”. Lo cual demuestra que el tema preocupa a un alto porcentaje de la población.
La encuesta realizada por el Instituto de Austin para el Estudio de la Familia y la Cultura descubrió que el 12% de las parejas casadas no se habían acostado en los últimos 3 meses y que el 20% de estas parejas no habían tenido sexo el año anterior.
Es completamente habitual que la relación madure y que los fuegos artificiales no sean los mismos que al principio, aunque si que es cierto que esta transición puede dejar a muchas parejas con la duda de si su vida sexual está en declive o completamente acabada.
Sí que es cierto que cada pareja es un mundo y, en consecuencia, cada relación y sus encuentros también lo son. No hay un número que determine cuántas relaciones son “suficientes” o “necesarias” para considerar una pareja activa sexualmente. Ya que todo depende de cómo estén viviendo la relación, en qué punto se encuentren o cuál sea la dificultad que hace que sus encuentros se hayan enfriado. Pero si estás leyendo esto seguramente el punto está en que no estáis satisfecho/as con cómo lo estáis viviendo.
Lo primero de todo es darse cuenta que esto no tiene nada que ver con la cantidad, no va de números, tiene relación con la percepción que tenga la pareja de su situación. De hecho, una pareja puede verse atractiva y desear tener sexo, pero la vida puede interponerse en su relación.
Muchas veces se debe a la falta de imaginación, a la repetición continua de los mismos pasos a la hora de tener un encuentro erótico, de no encontrar el momento, el lugar, de estar más pendientes de otra cosa como el trabajo, los hijos, los proyectos…
Entonces, ¿cuáles pueden ser los motivos por los que podemos perder la libido? En muchas ocasiones se debe simplemente a una discrepancia de deseo sexual, que en otras palabras significa que uno de los miembros de la pareja no desea tener relaciones sexuales tan a menudo como el otro, y cuanto mayor sea esa diferencia, es más probable que el otro lo esté pasando mal y que en consecuencia no sea feliz, o, en otras palabras: que no se sienta deseado/a.
Otra de las trolas que tenemos que desmontar es la idea de que ellos tienen más deseo que ellas. ¡Para nada! No es cuestión de sexos, no es cuestión de si eres hombre o mujer. El deseo va en función a la persona, al momento que esté viviendo (puede que se encuentre centrado/a en otra cosa, o que el estrés haga que descuide ese aspecto de la relación).
Eso sí, el gran reto para una pareja es enfrentarse a la trampa de la comparación. Compararse con la vida sexual de sus amigo/as, o conocido/as, les hace flaco favor. O con ello/as mismo en el pasado, es decir, compararse con cómo lo vivían antes y cómo lo están viviendo ahora. Todos los días sois personas nuevas, y vuestra relación no puede ser la misma hoy que ayer, vosotros/as habéis evolucionado (no importa hacía dónde, pero lo habéis hecho) y la situación no es la misma. Lo que no podéis hacer es compararos con aquel momento en el que el enamoramiento estaba haciendo efecto en vosotros/as, con todas las hormonas que eso supone.
Tampoco podéis ver el sexo como una obligación, ese sí que es el punto donde se pierde toda la magia. Es preferible valorar la calidad que la cantidad. Ser conscientes del momento que estáis compartiendo y de todas las sensaciones que estáis dando y recibiendo. Es mejor valorar este tipo de cosas que el número de veces en la que tenéis relaciones, que, en muchas ocasiones, si lo hacéis por obligación, se convierten en una experiencia nefasta.
Por lo que, ¿qué puedes hacer para que el deseo no se pierda? Dejar de contar y empezar a valorar. No compararte. Si dejas volar tu imaginación en los encuentros e incorporas elementos, momentos o lugares diferentes seguro que es mucho más satisfactorio para los dos. Y no ir a la cama con una mochila de reproches hacia la otra persona por lo que hizo o dejo de hacer. Si realmente queréis estar junto/as es preferible hablar de las cosas que os molestan o las que os gustaría mejorar antes de activar la pasión entre vosotros/as.
Y si veis que eso no funciona acudir a una sexóloga es una más que recomendable opción. Evaluar vuestro caso en concreto y ver cuál es el motivo de ese desencuentro entre ambos puede ser el principio de vuestra nueva unión.