TONOS DE PIEL
En función del tono de piel, unas personas u otras tienen más o menos opciones de quemarse ante la exposición al sol o de broncearse. Descubre cuál es tu fototipo de piel en este artículo.
Existen infinidad de tonos de piel, desde pieles muy claras a algunas más oscuras pasando por diferentes matices. La tonalidad de la piel depende de la cantidad y tipo de melanina que cada uno sintetiza según nuestro código genético o raza. Así mismo, el grado de tolerancia al sol y mayor sensibilidad a quemadura solar también está influenciada por el fotototipo o color de la piel.
Existen dos tipos principales de melanina:
Las pieles con mayor contenido o proporción de Eumelanina tendrán la piel más oscura, una mayor tolerancia a la exposición solar, con menos probabilidad de quemaduras solares y mayor tendencia al bronceado.
Gracias a combinaciones complejas de los dos tipos de melanina se generan infinidades de pigmento y tonos de piel. Sin embargo, se han agrupado los tonos de piel en 5 grandes grupos según la tonalidad y las características propias de cada grupo.
El bronceado es la respuesta es una pigmentación "adaptativa" y un mecanismo de autodefensa de la piel frente a la agresión solar.
Los Rayos ultravioletas favorecen el proceso de oxidación y síntesis de melanina por ese motivo favorecen la pigmentación difusa en forma de bronceado (fototipos >3) o pigmentaciones localizadas como el melasma, los lentigos entre otras. Este proceso oxidativo también puede conllevar a cambios en el ADN de nuestras células cutáneas.
Los rayos utravioletas A (UVA) producen una pigmentación de la piel inmediata ya que favorece la oxidación de las melaninas presentes. Los rayos ultravioletas B (UVB) producen una pigmentación retardada o eritema quemadura solar según el fototipo. Cuando nos exponemos al sol recibimos ambas radiaciones solares, UVA y UVB, además de luz visible, por ese motivo debemos elegir fotoprotección de amplio espectro.
Deben tenerse claro dos aspectos:
La realidad es que la piel se ha venido pigmentando para contrarrestar la agresión ocasionada por la radiación solar crónica y prolongada, mostrado signos de foto envejecimiento y al fin y al cabo agotando los recursos de defensa, sobre todo con el paso de los años. Es lo que llamamos memoria de la piel.