¿ESTAMOS PODRIDOS?
Todas las personas tenemos gases, pero hay algunos pedos que huelen realmente mal y otros, en cambio, que apenas tienen olor. ¿A qué se debe? ¿Es una cuestión de alimentación? ¿Depende de las bacterias que viven alojadas en nuestro intestino? En este artículo te lo explicamos.
Dicen que uno de los indicadores que determinan el grado de confianza entre dos personas es si te sientes libre de expulsar tus gases sin vergüenza en su presencia. Puede que haya parte de verdad en esta afirmación, pero quizá la cantidad y el aroma que desprenden tus flatulencias pueda alargar ese momento de complicidad.
Una persona sana puede expulsar alrededor de una veintena de pedos al día, y estos se producen al tragar aire cuando comemos o bebemos -sobre todo bebidas con gas- o cuando las bacterias del colon descomponen ciertos alimentos.
La variedad de bacterias en el intestino es la clave
Las bacterias que están alojadas en nuestro intestino grueso son las principales culpables de los gases que expulsamos por la vía anal, porque el poco aire que tragamos al comer suele quedarse en el esófago y lo solemos expulsar como un eructo. En el caso de que llegue a pasar al intestino, suele ser nitrógeno, un gas inodoro.
Las bacterias del colon fermentan los alimentos que ingerimos y cada una se especializa en procesar algunos en concreto. Así pues, las personas que siguen una dieta variada pueden tener muchos tipos de bacterias y no suelen tener problemas para digerir un amplio espectro de ingredientes.
Sin embargo, aquellas personas que tienen una microbiota poco equilibrada, ya sea porque padecen algún tipo de afección digestiva -como el síndrome del colon irritable, la celiaquía o intolerancias a la lactosa, la fructosa o el sorbitol- o siguen una dieta limitada, pueden sufrir disbiosis, es decir, un exceso de según qué bacterias -sobre todo poteolíticas-, por lo que tendrían problemas a la hora de fermentar según qué alimentos.
¿De qué gases están compuestos los pedos?
La mayor parte de las flatulencias están compuestas de hidrógeno, anhídrido carbónico, nitrógeno y metano, gases que no huelen mal. No obstante, hay una relación directa entre los alimentos que ingerimos y los pedos que nos tiramos.
Los cereales contienen fructosa, lactosa y fructanos; las legumbres, galactanos, y las frutas de hueso y algunos edulcorantes artificiales tienen polioles, sustancias que llevan los carbohidratos de cadena corta no son fácilmente digeribles. La fermentación de las proteínas animales generan una mayor cantidad de amoniaco, sulfitos y fenoles, que también son los causantes de ese mal olor característico.
Evita alimentos ricos en azufre
Seguir una dieta equilibrada basada en frutas y verduras; aumentar el consumo de grasas saludables -pescado azul, frutos secos, aceite de oliva- y alimentos ricos en queratina -como el trigo sarraceno-; disminuir el de proteína animal -carne, leche o embutido- e, incluso, cuidar expresamente el equilibrio macrobiótico del colon con probióticos es una buena manera de conseguir que los gases que debemos expulsar sean inodoros.
Los huevos, la carne y la coliflor, por ejemplo, son ricos en azufre, lo que provoca que nuestro organismo produzca sulfuro de hidrógeno -un gas tóxico, inflamable y corrosivo-, cuyo olor es muy semejante al de un huevo podrido. Por supuesto hablamos de cantidades muy pequeñas de gases sulfurosos, pero nuestras ventosidades tienen el porcentaje suficiente para que el olor sea apestoso.