CUIDA TU SALUD ÍNTIMA
El flujo cambia a lo largo del mes y, tan solo observando su color, textura o consistencia podemos obtener mucha información sobre nuestra salud. Como matrona, os cuento lo más importante que debéis saber.
Todas estaremos de acuerdo en que nuestro flujo no es igual siempre. Esto es porque varía en consistencia, textura e incluso color a lo largo de nuestro ciclo (de forma totalmente fisiológica). Pero en otros momentos de nuestra vida puede cambiar advirtiéndonos de alguna alteración en nuestro cuerpo. Os voy a explicar qué debemos observar en nuestro flujo y qué puede decirnos acerca de nuestra salud.
El flujo es una secreción producida por el cuello del útero y está compuesto por agua, células y microorganismos. Éste cambia de color y textura según nuestros cambios hormonales. La función del flujo es favorecer el paso de los espermatozoides a nuestro útero durante nuestros días fértiles, para así conseguir un embarazo.
Al mismo tiempo, nuestra vagina produce otra secreción diferente que ayuda a equilibrar la microbiota, a mantenerla limpia e hidratada, y a protegerla de infecciones externas. La mezcla de estos dos fluidos es lo que nosotras vemos e identificamos como flujo.
Además, en los momentos de excitación nuestras glándulas segregan aún más fluido para favorecer la lubricación natural en las relaciones sexuales.
Por un lado, tenemos los cambios de flujo normales que experimentaremos a lo largo del ciclo, y que son consecuencia de nuestros cambios hormonales:
Otras veces, el flujo cambia sin estar relacionado con el ciclo, y unido a síntomas como picor o mal olor nos advierte de una posible infección:
Observar tu flujo te permitirá aprender sobre tu salud vulvovaginal. Si notas alguno de los siguientes síntomas, acude a consultar que todo está bien: