DÍA DEL BESO
Hablamos con Livia Motterle, antropóloga experta en sexualidad y género, sobre el significado de los besos.
Nos besamos para saludarnos, despedirnos, dar amor, consolar, excitar… Un beso puede tener muchos significados y a la vez ninguno porque, ¿qué es exactamente un beso? ¿Por qué los humanos nos besamos?
Hoy, 13 de abril, Día Internacional del Beso, hablamos con Livia Motterle, antropóloga especializada en sexualidad y género, sobre el sentido de los besos y profundizamos sobre sus matices y la evolución del concepto.
¿Por qué se besan los humanos?
La gran pregunta que motiva este artículo tiene una respuesta sencilla desde el campo de la antropología: "es una forma de conocimiento". Los humanos nos besamos para "acercarnos a otra persona", es una forma que tenemos de relacionarnos. La experta define el acto de besar como "una forma corporal para poder establecer un tipo de contacto".
Livia nos ha recordado cómo la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de este tipo de contacto. "Con el aislamiento social, se ha visto que evitar los contactos físicos nos hace enfermar psicológicamente, porque es necesario el contacto físico humano".
Todo depende del clima
Los besos son una "necesidad social" y, a su vez, un aspecto cultural que va muy ligado al clima. En los lugares donde "las condiciones climáticas no permiten ir con la cara descubierta, las personas se besan rozando las puntas de la nariz, porque es la única parte que queda descubierta", nos cuenta Livia.
En cambio, en las zonas donde hay más sol, encontramos culturas más sociales, ya que "el clima les permite sociabilizar en el espacio público" y esto "son factores que determinan los hábitos que implican el contacto humano y las relaciones sociales", añade, por eso son comunidades más dadas a besuquear.
Saludar con dos besos
Cuando pensamos en besos, no solo nos vienen a la mente los más románticos, también aquellos que damos en la mejilla para saludar. Esto es distinto en cada país, pero en la mayoría existe un contacto físico al encontrarnos con alguien, incluso con personas a las que no conocemos.
Si besar es algo tan íntimo, ¿por qué damos dos besos a quienes menos conocemos? "Son formalidades", nos cuenta la antropóloga. "El espacio público lo dictan las normas sociales" y por eso actuamos según las reglas que están bien vistas.
En cambio, cuando estamos en nuestra casa, como no hay ningún público que nos juzgue, establecemos nuestras propias reglas. Como dice Livia, "en casa, encontramos un espacio doméstico que, curiosamente, no es domesticado".
Origen de los besos
Ahora que entendemos bien el concepto, queremos saber cuál es su origen y, aunque la experta no cree que exista ninguna teoría, sí que tiene claras las dos motivaciones que primitivamente nos han llevado a besarnos: las necesidades y los deseos.
Desde el principio de los tiempos, los humanos nos hemos besado y tenido contactos físicos por necesidad, una necesidad de "protección de la manada". "Las caricias y los besos eran una forma de calentarse y sobrevivir al frío", explica Livia. Aunque también existe el deseo, que es lo que "guía al cuerpo".
Aun así, el acto en sí no tiene una "connotación moral", nos recuerda la antropóloga, ha sido el ser humano quien le ha ido dando distintas interpretaciones con el paso del tiempo. "A partir del amor romántico se hace una construcción moderna del sentido del beso", añade.
Evolución del concepto
Partiendo de la idea de que es el ser humano quien ha dotado de sentido al acto de besar, es de esperar que el concepto y sus matices hayan ido evolucionando con el tiempo.
Livia nos ha hablado, por ejemplo, de cómo ha cambiado la visión del beso en la mano. Durante siglos, este gesto se ha visto como una forma de elegancia o buena costumbre, pero hoy, puede considerarse un comportamiento machista. Aunque la experta alerta que "un hecho en sí no significa nada, hay que ver la interpretación que se le da".
Lo mismo pasa con los achuchones a los peques de la familia. Siempre se ha aceptado que los adultos besuqueen y abracen a los niños como muestra del gran amor que les tienen, pero en la actualidad es un tema a debatir. "Aquí entra el discurso del consentimiento", expresa la antropóloga. "A través de un acercamiento físico a menores sin consentimiento, puede naturalizar prácticas abusivas", unas prácticas que, tal como da a entender Livia, después se pueden replicar en la edad adulta. Por eso, la especialista propone que a los peques se les pregunte antes de abrazarlos o darles un beso.
Para entenderlo, nos pone el ejemplo del cuento de la 'Bella Durmiente', un relato que ha ido pasando de generación en generación y que hasta la actualidad no se ha puesto en duda. ¿El beso del príncipe es un abuso? "Solamente sí es sí", nos recuerda Livia, que también se presenta como antropóloga feminista.
Aunque no todo es blanco o negro. En el día a día de una pareja, los besos sin previo consentimiento también son necesarios. "Hay ocasiones en las que un beso pedido pierde su intención", recuerda la experta. Por eso es tan importante hablar del contexto.
Por último, Livia nos ha querido resumir una teoría de la que habló la famosa antropóloga británica Mary Douglas en su libro 'Pureza y peligro'. En un análisis de clases sociales, Douglas observó que las clases más altas son las que menos contacto corporal tienen. "Cuanto más alto estás en la escala social, más poco pasionales y frecuentes se vuelven los besos", añade nuestra entrevistada.
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