POR FIN TIENE NOMBRE
¿Hay un antes y un después de ser madre? Neurológicamente hablando, sí; el cerebro sufre cambios irreversibles. Andrea Ros -más conocida como madremente en redes - nos explica en qué consiste la matrescencia, este proceso de transformación física y emocional por el que pasan las mujeres al convertirse en madres.
El término Matrescencia fue acuñado por primera vez en 1973 por la antropóloga Dana Raphael, pero no fue hasta el 2008 que se popularizó por la psicóloga Aureliue Athan, quien ha dedicado su carrera a estudiar el desarrollo de las madres de manera holística -tanto su prosperidad como su angustia-.
Los trabajos en este sentido son análisis de las peculiaridades del proceso de ser madre, los cambios fisiológicos y emocionales que potencian las fortalezas de la mujer con el objetivo es normalizar su transición a la maternidad.
Con la ayuda de Andrea Ros, doula y divulgadora perinatal, en este artículo explicamos qué es la matrescencia, "un proceso de transformación por el que pasan las mujeres al convertirse en madres", tal como afirma. En su perfil de Instagram (@matremente) lo explica en un vídeo de forma muy clara:
En este proceso entran en juego factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales, por lo que cada mujer lo vivirá de forma distinta debido a sus circunstancias personales.
¿Cuándo tiene lugar la matrescencia?
Este cambio no se da de un día para otro, es un proceso de transición que se inicia cuando una mujer se plantea quedarse embarazada, se incrementa durante los nueve meses de gestación, llega a su punto álgido con el nacimiento del bebé y no se termina hasta el puerperio.
Tras el parto, una mujer debe reestructurar sus prioridades, su tiempo y su identidad. Vive una etapa de desorganización y vulnerabilidad psíquica en la que aprende un nuevo rol, vive una dicotomía entre querer cuidar al recién nacido y dedicarse tiempo a sí misma, lidia con las expectativas de la maternidad que impone la sociedad y que tenía en su imaginario, redistribuye las dinámicas familiares para afrontar una nueva realidad y multitud más de cambios a los que debe hacer frente.
Cambios neuronales durante el embarazo
Un grupo de investigadores españoles se han dedicado a estudiar los cambios neuronales que sufren las mujeres embarazadas. Han encontrado evidencias científicas de los cambios específicos y duraderos que afectan al cerebro y lo han publicado en la revista Neuroscience.
Los resultados de este estudio concluyen que los cambios tienen lugar en la materia gris, en la capa externa del cerebro que contiene los cuerpos celulares de las neuronas. Esta materia se reduce en algunas zonas y aumenta en otras -cambio que adquiere el nombre de poda de materia gris-.
Las áreas que se ven más potenciadas son las responsables de la inteligencia social y la capacidad de entender los pensamientos e intenciones de los demás.
Este proceso determina la calidad del apego de madre a hijo y la ausencia de hostilidad hacia los recién nacidos en la etapa del postparto.
Proceso similar a la adolescencia
Para comprender el alcance de esta transformación "se compara con la adolescencia, ya que ambas etapas conllevan cambios en el cuerpo, en el cerebro, en el entorno y, en consecuencia, en la identidad", sentencia Andrea Ros.
De hecho, la matrescencia y la adolescencia son procesos tremendamente similares. En ambos casos el cerebro se transforma gracias a una poda neuronal y se perfeccionan algunas áreas y circuitos cerebrales para permitir, facilitar y favorecer los cambios de conducta requeridos en la nueva etapa.
A los adolescentes la transformación les hace mejores adultos y la matrescencia convierte a las mujeres en mejores madres.
¿Puede confundirse con la depresión postparto?
La matrescencia a veces se confunde con un cuadro anímico concreto, porque las mujeres pueden exteriorizar una gran cantidad de emociones justo cuando acaban de ser madres. Es común que se sientan desanimadas, irritables, con poca energía y muy cansadas; pero también amorosas, felices, alegres, ilusionadas y cariñosas.
Según Ros, "los cambios como tal no pueden confundirse con una depresión postparto, porque esta tiene una sintomatología muy concreta".
La diferencia es que la matrescencia es una crisis vital de adaptación normativa y esperable, "un cambio de identidad que puede generar una gran incomprensión", en palabras de Ros; pero la depresión postparto es un trastorno de salud mental perinatal invalidante, que interfiere en el funcionamiento cotidiano de la persona y que, por tanto, necesita tratamiento de un profesional, apoyo psicoterapéutico y farmacológico.