Cada vez somos más exigentes, más cultos (o por lo menos tenemos más recursos para serlo) y tenemos más estudios, sin embargo, seguimos cometiendo los mismos errores en muchas áreas de la vida. Un ejemplo de esto es tomarnos en serio el horóscopo y los signos del zodíaco cuando sabemos perfectamente que no hay ningún estudio que avale esta teoría.
En mi consulta tengo a gente que tiene altas capacidades, que tiene doctorados, que son altos directivos, que tienen numerosos estudios y que son profesionales altamente cualificados y aun así alguno de ellos acude a la carta astral para predecir su futuro. Este hecho me sorprende muchísimo, sin embargo, desde la psicología tenemos varias explicaciones.
La astrología es el sistema pseudocientífico usado para predecir el futuro de una persona en función de las posiciones de los astros en su nacimiento. Por otro lado, la carta astral se divide en 12 sectores que son las distintas posiciones de la Eclíptica (el recorrido que hace el sol alrededor de la tierra cuando es observado desde ésta) y que representan los 12 signos del zodíaco. Desde la astrología y específicamente desde la carta astral, muchas personas piensan que pueden predecir su futuro, pero lo cierto es que no existe ningún estudio que haya encontrado que la probabilidad de que los astros influyan en nuestra psicología sea superior a la de tener un rasgo de personalidad determinado por azar
Explicaciones de por qué nos importa el zodíaco
A continuación, te describimos algunas de las explicaciones que puede aportarnos la psicología a este comportamiento tan irracional:
- Apofenia: se trata de un comportamiento que consiste en buscar una conexión entre sucesos completamente aleatorios. Este concepto se utiliza para describir a individuos sanos, ya que si va a más ya hablamos de un cuadro psicótico u obsesivo en el que se confunde profundamente la realidad percibida. Por ejemplo: pensar que si sueñas con alguien es porque está pensando en ti.
- Efecto Forer, Efecto Barnum o Falacia de validación personal: es la tendencia de algunas personas a creer o aceptar descripciones de sí mismos que supuestamente se adaptan específicamente a ellos, pero que en realidad son vagas y genéricas. Forer fue un psicólogo que le pasó a sus estudiantes un test de personalidad y posteriormente les entregó una supuesta descripción de su personalidad en base a lo que habían respondido. También les pidió que valoraran del 0 al 5 en qué medida se sentían identificados con él y el resultado promedio fue de 4,2, es decir, la mayoría de sus alumnos se sintió muy identificado con una descripción de personalidad que describía a todos por igual. Forer les había dado a todos una misma descripción basada en horóscopos. Por ejemplo: "aunque tienes defectos sueles ser capaz de compensarlos" o "a veces eres extrovertido, afable y sociable, pero otras veces eres introvertido, cauto y reservado".
- Definir la personalidad: si somos personas inseguras o con escaso autoconocimiento, vamos a estar constantemente necesitando que desde fuera se nos dé una explicación o se nos diga cómo somos. En ese punto ya nuestra mente se encargará de buscar las pruebas necesarias para corroborar esa descripción. Por ejemplo: si se nos dice "los leo sois muy narcisistas", vamos a buscar constantemente las pruebas que me lleven a seguir manteniendo esa creencia.
- Tener un filtro: para nuestra mente es mucho más sencillo poner filtros para simplificar su funcionamiento. Nuestra mente prefiere pensar que somos introvertidos a pensar que a veces estamos más sociables, otras veces menos y que por nuestra sensibilidad a veces necesitamos tiempo a solas.
- Necesidad de control: cuando se nos dice que somos de una forma determinada o que nos va a pasar algo concreto, sentimos cierto control porque creemos por un momento que nos conocemos. Si estamos ante situaciones que nos generan inseguridad o incertidumbre, esta necesidad de control será incluso mayor. Cuando sentimos desesperación e inseguridad, necesitamos algo superior para buscar ayuda.
- Sesgo de confirmación o sesgo confirmatorio: es la tendencia que tenemos las personas a preferir la información que confirma nuestras creencias, incluso si tenemos evidencias de hipótesis alternativas. Por ejemplo: si en vez de informarnos sobre las propuestas de los partidos políticos lo que hacemos es votar al partido de siempre, entonces lo hagan bien o lo hagan mal siempre vamos a buscar razones para seguir votando al mismo partido.