CAMBIOS EN EL CUERPO
Si has sido madre y has empezado a entrenar, habrás podido notar menos efecto del que acostumbrabas. Después de parir nuestro cuerpo cambia y por eso en ocasiones entrenar se vuelve algo más duro que antes.
Tu cuerpo posparto funciona diferente a como lo hacía en el pasado, y en este cambio hay implicados diferentes factores. Repasamos por qué tras ser madre cuesta más entrenar y cómo podemos mejorar esta situación.
El número de calorías que consumimos en reposo puede verse modificado después del parto. Tener el metabolismomo basal elevado o bajo varía notablemente entre unas personas y otras, y está claramente asociado a elementos como la composición corporal, la genética o la edad.
Durante el embarazo, se sufren grandes cambios en la composición corporal, lo que en algunos casos puede suponer un incremento del metabolismo basal. También se ve afectado por el propio paso de los años. Es importantísimo realizar un entrenamiento adecuado a cada una de las fases.
El embarazo supone un cambio muy grande en el cuerpo de la mujer. Se percibe a nivel fisiológico, pero también en los músculos y los huesos. Esto se traduce en cambios muy evidentes durante ese periodo:
Todas estas modificaciones no desaparecen según nace el bebé, sino que el cuerpo necesita su tiempo para ir recuperando un estado más parecido al inicial.
Es importante ser conscientes de que todos los cambios que se producen durante el embarazo impedirán que el cuerpo pueda volver a ser exactamente igual que antes. La meta no debería ser, por lo tanto, recuperar el cuerpo que tenías antes de quedarte embarazada.
Una de las formas de mantener un buen estado de forma y recuperarse lo mejor posible tras el parto es entrenar durante el embarazo.
Durante años se ha asociado estos nueve meses a un periodo delicado, donde no se recomendaba nada más que reposo o caminar. Sin embargo, este ejercicio es insuficiente para la futura madre y para el bebé. Tampoco el pilates para embarazadas es una alternativa adecuada si esa va a ser la única actividad habitual.
La American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) recomienda expresamente realizar ejercicio de fuerza y de resistencia. Todo ello, siempre y cuando haya un consentimiento previo de tu obstetra y te dejes asesorar por un entrenador especializado en el área.
La mayor parte de mujeres embarazadas tienen miedo de hacer ejercicio durante el embarazo, pero no así tras es parto. Curiosamente, en todo caso debería ser al revés, ya que el embarazo no es una patología, y sin embargo el posparto sí puede ser patológico.
La motivación por recuperar la forma física lleva en muchas ocasiones a empezar a entrenar antes de tiempo. La recomendación general es empezar una vez pasada la cuarentena (en partos vaginales) o pasados 3 meses (si el parto ha sido por cesárea). Hay que tener en cuenta que cada mujer y cada parto es diferente, lo que obliga es adaptar esta recomendación general a cada caso.
Si empiezas antes de tiempo, la probabilidad de sufrir una lesión será elevada. Piensa que el cuerpo se había preparado para llevar un bebé en el útero, y ese peso y esos cambios fisiológicos se han modificado de forma repentina: de un día para otro.
En este punto también puede parecer que el entrenamiento no es tan efectivo como lo era, pero resulta imprescindible seguir una progresión para alcanzar el estado de forma con el que te sientas bien.
Efectivamente, no es lo mismo haber pasado por un parto o por tres, como tampoco se puede comparar el cuerpo de una mujer que ha dado a luz con 25 años o con 40. La recuperación siempre va a ser mucho mejor cuanto más joven, y cuantos menos embarazos se hayan tenido.
Además, con el embarazo podemos sufrir cambios metabólicos como hipotiroidismo o la diabetes gestacional, que también se ven afectados por esas diferencias. Puesto que el cuerpo ya no es el mismo, hay que adaptar los entrenamientos y el estilo de vida a la nueva realidad.
Si consigues llevar rutinas similares a las que tenías antes del embarazo, es posible que el entrenamiento te llegue aportar unos resultados bastante cercanos.
La falta de un tiempo del que antes disponías y, por supuesto, la falta de descanso pueden ser sin embargo grandes enemigos durante los primeros años.
En todo caso, y siempre que exista un objetivo físico y visible, es necesario ser realista y entender que en muchos casos jamás se recuperará el cuerpo pre embarazo. El objetivo, por ello, debería medirse siempre en salud y no en kilos o tallas.