EDUCACIÓN SEXUAL
Es normal que tengamos dudas acerca de a qué edad y cómo hablar del sexo con los hijos, por miedo a que la información no sea adecuada para su edad o a que tratemos cosas que escapan a su comprensión. El sexo forma parte de la vida y cómo tal hay que abordarlo con naturalidad según la etapa de crecimiento en la que nos encontremos.
Hablar de sexo con nuestros hijos puede parecer complicado para nuestra generación, pero las dudas sobre sexualidad surgen en los niños de forma temprana y progresiva y evadir el tema solo va a suponer que busquen información en otras fuentes que quizás no sean las más adecuadas (amigos, Internet…). Establecer un canal de confianza y seguridad con nosotros desde el principio puede ayudarnos a que la educación sexual de nuestros hijos sea sana y consciente.
El sexo forma parte de la vida y cómo tal hay que abordarlo con naturalidad según la etapa de crecimiento en la que nos encontremos.
A partir de esta edad los niños comienzan a conocer su cuerpo, por lo que es importante que reconozcan los órganos sexuales por su nombre (pene, vagina o vulva) evitando usar diminutivos o “apodos”. También se puede explicar la diferencia entre los órganos sexuales femeninos y masculinos.
A esta edad los niños pueden comenzar a autoexplorarse y a aparecer conductas masturbatorias al rozarse con cosas o al tocarse. Son conductas normales propias del desarrollo y no hay que alarmarse, pero sí explicarles que eso debe formar parte de su intimidad y se debe hacer en casa.
Este también es un buen momento para comenzar a educar para prevenir el acoso sexual y explicarles que sus genitales solo pueden tocarlos ellos mismos, los cuidadores a la hora de la higiene o los médicos.
A esta edad es normal que los niños comiencen a tener dudas acerca de cómo se hacen los bebés o cómo llegan a la barriga de una mujer embarazada.
En el caso de que surja la pregunta no es correcto recurrir a fantasías ni cuentos para explicar el proceso de fecundación, debemos explicarlo con palabras sencillas y habituales al lenguaje del niño.
Tampoco debemos dar muchos detalles y debemos centrarnos solo en las dudas del niño, conforme vayan surgiendo preguntas se deben ir contestando con la mayor naturalidad posible.
En este momento se les puede explicar también el proceso de embarazo, gestación y nacimiento de los bebés.
Es importante que no evitemos el tema ni nos sintamos avergonzados o incómodos a la hora de tratarlo, ya que esto puede ser percibido por los niños y ocasionar que la sexualidad sea vista como algo de lo que avergonzarse o como un tabú para tratar más adelante.
A esta edad la curiosidad de los niños aumenta, pero, por otro lado, la sexualidad puede empezar a percibirse como un proceso íntimo y vergonzoso, lo que puede hacer que busquen información en su grupo de amigos o en internet.
De hecho, la edad media de acceso a la pornografía en nuestro país a partir de Internet se sitúa en los 8 años. Esto debe poner la alarma en la necesidad del control parental sobre los contenidos que nuestros hijos consumen en internet y redes sociales y esforzarnos por establecer un canal de comunicación abierto y continuo sobre sexualidad con nuestros hijos.
A partir de esta edad también se debe abordar el tema de la pubertad y anticiparse a explicar los cambios corporales que van a suceder en su cuerpo.
Hablar abiertamente de las erecciones, eyaculaciones, la menstruación y la masturbación puede hacer que nuestros hijos se sientan más seguros para hablar del tema cuando estos procesos sucedan.
Si durante la infancia hemos conseguido crear una relación de confianza y seguridad en torno a la sexualidad con nuestros hijos será más fácil abordar temas más complejos con ellos como la primera relación sexual, la prevención de embarazos no deseados, la prevención de enfermedades de transmisión sexual, la orientación sexual, el placer asociado, el respeto por la pareja y el consentimiento.
Si tenemos la suerte de que nuestro hijo adolescente nos cuente cosas sobre su sexualidad, debemos ser muy precavidos a la hora de emitir juicios o enfadarnos con sus confesiones.
Es preferible si no estamos preparados para recibir ciertas informaciones que nos tomemos un tiempo antes de responder, ya que nuestros hijos pueden vivir su sexualidad de una forma diferente a la nuestra.
En resumen, establecer una comunicación adecuada sobre sexualidad con nuestros hijos es un trabajo que se debe empezar a hacer lo antes posible, ya que si el sexo es un tema que se aborda con naturalidad en casa desde la infancia cuando surjan dudas, miedos o problemas relacionados será más fácil que nuestros hijos acudan a nosotros con confianza y sin vergüenza.