AL MAL TIEMPO, BUENA CARA

¿Por qué los días grises influyen sobre nuestro estado de ánimo?

La respuesta no solo está en tu actitud, sino en los procesos biológicos que se producen en nuestro organismo con la falta de luz.

Chica tristePexel

Recién levantada, abres las persianas y diriges la mirada hacia arriba para comprobar el estado del cielo y el ambiente que se espera para el día de hoy. Desafortunadamente, una capa de nubes grises se ha extendido hasta el infinito y no eres capaz de distinguir ni una pizca de luz.

Automáticamente, te invade una sensación de tristeza y sabes que, hoy, se avecina un mal día. Seguro que más de una vez has sentido inquietud al darte cuenta de la influencia que tiene el tiempo en tu estado de ánimo y has deseado que no fuera así. ¿Cómo es posible que el sol me produzca tanta alegría y que los días grises me sienta tan deprimida?

Lo cierto es que la explicación a este fenómeno no está solo en tu actitud, sino que existen varias evidencias científicas por las cuales nuestra mente se entristece cuando percibe falta de luz solar. A continuación, te explicamos por qué los días grises son capaces de modificar el estado de ánimo.

¿Qué le pasa al organismo cuándo hace mal tiempo?

Cuando nos falta luz solar, se dan toda una serie de fluctuaciones en nuestro organismo que acaban afectando al funcionamiento de nuestro cerebro.

El cuerpo humano funciona según los ritmos cardíacos, los cuales son los encargados, entre otras funciones, de regular nuestros ciclos de sueño-vigilia. A su vez, para poder ajustar estos ciclos, los ritmos cardíacos están influenciados por los cambios en la luz solar.

Por esta razón, cuando estamos durmiendo, nuestro pulso es más lento, por lo tanto, podemos descansar y relajarnos. En cambio, cuando hay una mayor iluminación, los ritmos cardíacos se aceleran para activarnos y que podamos afrontar la jornada bien despiertos.

Una mayor iluminación nos indica el inicio de una nueva jornada y un descenso de la misma nos prepara para finalizar el día y descansar. Pero, en este proceso, existen dos sustancias que juegan un papel muy relevante: la melatonina y la serotonina.

Melatonina

La cantidad de melatonina que segrega nuestro organismo depende de la cantidad de luz solar que recibamos. En este sentido, cuando anochece se produce una liberación mayor de esta hormona que provoca una disminución de la temperatura de nuestro cuerpo, nos relaja y no induce al sueño.

Por esta razón, en los días grises con poca luz solar se produce un proceso de liberación de melatonina similar al de cuando oscurece, que desactiva nuestro organismo y hace que nos sintamos más apáticas y más desganadas.

Serotonina

Se la conoce como la hormona de la felicidad y, básicamente, es un neurotransmisor que sirve para activarnos, subir nuestro estado de ánimo, aumentar las ganas de interactuar con los demás, y disminuir los pensamientos negativos.

No obstante, la falta de iluminación influye, también, en la segregación de serotonina, disminuyendo sus niveles de presencia en nuestro organismo. De este modo, es una cuestión biológica el hecho de sentirnos más tristes y decaídas cuando falta luz.

¿El clima es determinante?

Si bien es cierto que, en los días grises, a nivel biológico, se produce el caldo de cultivo perfecto para que nos sintamos desanimadas, lo cierto es que, son nuestros pensamientos y conductas los que determinan, en última instancia, nuestro estado de ánimo.

Es decir, si en un día nublado decidimos no relacionarnos con nadie y entrar en un bucle de pensamientos negativos, sin duda, va a ser un día triste. En cambio, si nos mantenemos activas (ya sea fuera o dentro de casa), vemos a amigos o familiares, o hacemos actividades que nos produzcan placer, seguro que conseguirás vencer el desánimo de un día gris.

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