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Hay algunas enfermedades que son especialmente peligrosas si las contrae una mamá gestante durante las primeras semanas de embarazo. Este es el caso de las consecuencias que conlleva el citomegalovirus, un virus de la familia del herpes. En este artículo te explicamos por qué debes vigilar con el citomegalovirus durante el embarazo.
Después de que el COVID-19 haya marcado un antes y un después en la vida de muchas personas, estamos más pendientes que nunca de los efectos que los virus pueden acarrear en nuestro día a día.
Si estás embarazada, todavía miras más con lupa todas las enfermedades que puedes contraer. Por ese motivo, en NovaMás te queremos explicar de qué se trata el citomegalovirus (CMV) y por qué debes vigilar no contraerlo durante las primeras semanas de gestación. Sigue leyendo.
El citomegalovirus es un virus común que se encuentra en todo el mundo. La mayoría de las personas están infectadas con CMV en algún momento de su vida, y en la mayoría de los casos, la infección pasa desapercibida o causa síntomas leves.
Aunque puede afectar a personas de todas las edades, es crucial comprender sus riesgos, síntomas, tratamiento y, especialmente, su impacto durante el embarazo.
Los síntomas que presenta una persona cuyo sistema inmunológico no ha podido luchar contra el citomegalovirus son muy similares a la gripe o a un resfriado común: dolor de garganta, fiebre, fatiga, inflamación de los ganglios linfáticos…
Es especialmente común entre los niños de uno a tres años -se propaga fácilmente entre los alumnos de la escuela infantil-, pero entre los adultos suele pasar desapercibida, porque no siempre presenta síntomas.
La transmisión del CMV puede ocurrir a través de la saliva, orina, semen y otros fluidos corporales, lo que significa que las prácticas de higiene y el uso de protección adecuada son fundamentales para reducir el riesgo de infección.
Como ocurre con todas las enfermedades, hay grupos de la sociedad que tienen mayores factores de riesgo. Es el caso de las mujeres embarazadas, quienes deben prestar especial atención al CMV, porque la infección por CMV durante el embarazo puede tener graves consecuencias para el feto.
Si una mujer embarazada contrae el CMV por primera vez durante el embarazo, existe un riesgo de transmitir el virus al feto, lo que se conoce como infección congénita por CMV. Esta infección puede causar defectos de nacimiento, discapacidades auditivas, discapacidades del desarrollo y otras complicaciones graves.
Si quieres saber si has tenido CMV y, por tanto, tienes anticuerpos, puedes hacerte un cribado en el primer trimestre de la gestación. Si el resultado del test es positivo, a partir de la semana 17 se suele practicar una amniocentesis para descartar que la enfermedad haya afectado al feto.
Si la amniocentesis confirma que el bebé se ha infectado, es importante realizar controles ecográficos para evaluar si ha afectado al bebé y en qué grado. Existe un tratamiento farmacológico que reduce significativamente los riesgos de que el virus tenga un efecto negativo sobre el bebé, se trata de un antiviral que se administra por vía oral.
No obstante, si existe la confirmación o sospecha de infección fetal por CMV; se debe hacer un estudio en la orina del recién nacido. Si es positivo, los pediatras harán un seguimiento del bebé durante unos años.