AVALADO POR ESTUDIOS CIENTÍFICOS

¿Por qué cuesta más adelgazar en otoño e invierno?

La ciencia lo confirma: resulta mucho más difícil perder peso en otoño e invierno, y hay varios motivos para ello, desde los más puramente biológicos a los relacionados con nuestros hábitos.

BásculaUnsplash

Con la llegada del otoño le dijimos adiós al verano, que siempre suele parecernos corto. El buen tiempo lleva asociada, normalmente, una pérdida de peso y una definición mucho más sencilla. Por eso, da comienzo un periodo en el que resulta especialmente fácil ganar volumen, y algo más complicado perder peso.

No te asustes si te cuesta perder peso en los meses de mal tiempo, porque tiene explicación científica.

¿Por qué adelgazamos menos con el mal tiempo?

- Supervivencia

La evolución humana ha tenido dos retos estacionales para poder sobrevivir: la escasez de comida y el frío.

El desafío para el ser humano ha sido conservar lo mejor posible las calorías que se ingerían, que además han tenido un papel fundamental para conservar la temperatura corporal frente al frío. Es por ello que durante los meses cálidos necesitamos menos calorías y nuestro cuerpo tiende a acumular menos peso.

Actualmente, en el Primer Mundo no tenemos que lidiar con estos problemas de supervivencia. El acceso a los alimentos y la vida actual ha experimentado un cambio radical, y es imposible que la biología humana se adapte al mismo ritmo a este cambio. Por eso, el cuerpo humano continúa respondiendo de forma similar a los cambios de estación, y tendemos a acumular peso con la llegada del mal tiempo.

- Luz solar

En un estudio de 2017 se observó que las células de grasa más próximas a la piel reaccionan a la luz del sol haciéndose más pequeñas. Por lo cual, los investigadores sugieren que la menor incidencia de luz solar durante el otoño y el invierno aumenta la capacidad de almacenar grasa. En verano, por supuesto, se daría el efecto contrario: las células de grasa se encogen y tendemos a bajar de peso.

- Actividad física

El buen tiempo, los días más largos, la mayor disponibilidad de tiempo y las vacaciones de verano son el cocktail ideal para realizar más actividad física. Aprovechamos para salir más de casa y realizar más actividades como caminar, hacer rutas, conocer nuevos lugares, etc.

Al cambiar esta rutina a una más sedentaria, reducimos el consumo energético y favorecemos el aumento de peso. Esto se evidencia en una revisión de 37 estudios, donde se identifica el mal tiempo como una barrera para realizar actividad física.

- Alimentación

En otoño, comemos de media 86 kcal al día de más con respecto a la primavera. El mayor consumo de grasas, tanto saturadas como insaturadas, se corresponde con la llegada del mal tiempo. Además, en este estudio también ratifican que en invierno es el momento del año en el que se realiza menos actividad física.

Cómo evitar la variación de peso

Otro estudio de 2020 determinó que en invierno se produce un pico de peso, mucho más alto que en verano. Uno más que nos lleva a concluir que resulta mucho más sencillo coger peso con la llegada del mal tiempo.

Esto no quiere decir que no se pueda perder en otoño o en invierno, sino que hay que tener en cuenta y no asustarse si cuesta más que en otras épocas del año. Cada persona es diferente y reacciona de una forma en función de su biología, herencia, edad, cambios ambientales...

Si nos centramos en la rutina de entrenamiento, existe una necesidad evidente de adaptarla a las estaciones para maximizar los beneficios. No es la mejor opción ganar masa muscular en verano, pero sí es un buen momento ahora con la llegada del otoño. Esta masa muscular será una gran aliada para tener un mayor gasto calórico y favorecer la pérdida de grasa más adelante. Es necesario entender que, en ese sentido, el invierno no es el enemigo.