SAN VALENTÍN
Las relaciones de pareja en las que hay un gran enamoramiento al principio se caracterizan por algo que es común en todas las parejas: los defectos de la otra persona son invisibles.
Cuando estamos conociendo a alguien y empezamos a plantearnos la formalización de la relación o incluso cuando ya estamos en una relación formal, pero en la fase inicial, parece que estamos con la mejor persona del mundo, no le vemos ningún defecto. "¡Qué suerte habernos encontrado con esta persona, menos mal!", pensamos, y ponemos nuestro máximo empeño en que la relación vaya bien.
Al cabo de un tiempo empiezan las dudas. Empezamos a ver que la imagen que teníamos de la persona que estábamos conociendo no es tan maravillosa. ¿Cómo no lo hemos visto antes?, ¡estábamos ciegos!, ¡era tan evidente!, ¿será cosa nuestra y en la otra persona realmente está todo bien?, ¿estamos distorsionando la realidad y la otra persona sí es perfecta y somos nosotros los que no percibimos bien las cosas?
Si te has sentido identificada con el discurso que acabas de leer, entonces entiendes perfectamente lo que significa la idealización. ¿Quieres saber más sobre esto? Entonces continúa leyendo porque debes saber lo que es exactamente la idealización, cuándo pasa y a qué debemos prestar atención si tendemos a no ver defectos al principio.
La idealización es un mecanismo de defensa que consiste en modificar la realidad sobre algo, mejorándolo y adornándolo para mejorar también nuestra realidad. Este mecanismo de defensa se inspira en nuestro ideal de perfección. Por ejemplo: si llevamos un tiempo solteros y deseamos estar en pareja, es normal que queramos que la persona que acabamos de conocer sea por fin la persona que buscamos y de esta forma, evitar seguir perdiendo el tiempo.
Por tanto, idealizar a esa persona nos va a ahorrar sufrimiento al principio (aunque no después). El efecto de la idealización va a provocar que no veamos los defectos de la otra persona.
Normalmente idealizamos en la fase de enamoramiento. Existen 4 fases fundamentales en la evolución de las relaciones amorosas:
Se trata de la fase en la que solemos idealizar porque las emociones se experimentan con una mayor intensidad. La idealización nos lleva a ilusionarnos por la relación y nos lleva a la necesidad de estar constantemente con la otra persona. También solemos dedicar muchos pensamientos hacia esta persona, puede haber incluso pensamientos intrusivos (es decir, pensamientos que no deseamos. Por ejemplo: pensar en esa persona en una situación en la que tendríamos que concentrarnos en una tarea concreta).
Cabe destacar que no todas las personas idealizan en esta fase, aunque a pesar de esto, solemos tener una imagen bastante positiva de las personas al inicio porque solemos mostrar solo aquello que nos gusta de nosotros y lo que no nos gusta, esconderlo.
Después de la fase de enamoramiento, comienza la relación, es decir, el compromiso hacia la otra persona. Con este compromiso llegan también las responsabilidades y el fortalecimiento del vínculo afectivo. Ya no solo hay pasión, sino que también empieza a crecer la intimidad y el planteamiento de proyectos conjuntos. Por ejemplo: propósitos de viajes, de actividades que hacer o incluso, proyectos más a largo plazo y más serios como comprar una casa o el matrimonio.
En esta fase los defectos de ambos se vuelven muy importantes y visibles. Se trata de una etapa en la que ya no todo es color de rosa y el amor se pone a prueba. Aparece el reto de poner sobre la mesa nuestras herramientas para solucionar conflictos, llegar a acuerdos e incluso aceptar cosas que no nos gustan. Para llegar a poner todo esto en práctica, debe de valernos la pena. Por ejemplo: que aparezcan diferencias relacionadas con el orden o el dinero cuando comienzan a convivir.
Cuando superamos esa etapa, y decidimos seguir con esa persona, es porque realmente estamos a gusto con nuestra relación y consideramos que vale mucho la pena. Es aquí cuando la relación se vuelve auténtica, estable, sana y duradera. Decidimos quedarnos al lado de esa persona con una visión mucho más realista que antes. Existe amor mutuo. Por ejemplo: aceptar que nuestra pareja no es muy habladora, pero sí le gusta mucho escucharme y me da apoyo.
Si tenemos un autoconocimiento desarrollado vamos a esforzarnos por no pensar que la otra persona es perfecta, a pesar de que en ese momento no hayamos conocido todavía nada malo de la persona. Es importante protegernos en ese sentido, ya que idealizar nos puede llevar por un camino doloroso.
Por otro lado, no todas las personas idealizan de la misma forma, unas personas se ilusionan teniendo en cuenta la realidad y otras idealizan sin límite. Las segundas, son un tipo de personas que suelen tender a la dependencia emocional y esto es importante trabajarlo.
En conclusión, cuando no vemos los defectos del otro normalmente es porque estamos en la fase de enamoramiento de la relación. Es importante permitirnos disfrutar de esta etapa, pero sabiendo que se trata de una etapa, buscando evidenciar todo aquello que suponemos de la persona. Por otro lado, si solemos idealizar, es importante revisar nuestra posible tendencia a la dependencia emocional y mejorar nuestra autoestima.