CÓMO SOLUCIONAR UNA CRISIS DE PAREJA
¿Las parejas pueden reconciliarse gracias a este tipo de sesiones? ¿Qué se hace durante la terapia? Te cuento como psicóloga lo más importante que debes saber si estás en una relación que necesita un refuerzo para mejorar.
Para muchas personas la terapia de pareja es el último recurso antes de una ruptura. Para otras personas ni siquiera es una opción: piensan que es una pérdida de tiempo, que se trata de discutir y de que el psicólogo decida quién tiene la razón. Hay quien piensa incluso que el psicólogo siempre busca la ruptura de la pareja. La realidad no se parece en absoluto a estas creencias.
La terapia de pareja es un tipo de psicoterapia específica para tratar los problemas dentro de una relación de pareja. Se trata de un tipo de terapia un poco más compleja que la individual porque en este caso se atiende a la demanda de dos personas y cada una tiene individualidades para tratar, aunque ambas desean adaptarse dentro de la relación de pareja.
Se trata de un recurso muy recomendable porque el psicólogo, aparte de basar su intervención en técnicas con evidencia científica, también juega un rol neutral que no se posiciona a favor de ninguna de las partes. De esta forma, la terapia de pareja se convierte en un espacio que transmite seguridad a los dos y que permite que ambos se puedan expresar de forma cómoda.
El psicólogo se encarga de guiar en los siguientes temas cuando realiza terapia de pareja:
1. Reconocer la problemática: Traducir los problemas que expresa cada una de las partes en necesidades específicas.
Por ejemplo: Si vienen expresando que el problema es que uno de los dos cuando bebe alcohol le dice cosas desagradables al otro, puede que las necesidades reales sean: pasar tiempo de calidad juntos realizando actividades que no tengan que ver con el alcohol, mejorar la comunicación o poner límites durante el día sin tener que recurrir al alcohol.
2. Comprensión de sus dinámicas y patrones: Ayudar a la pareja a detectar cuáles son los antecedentes de la situación problemática y la conducta que tiene cada uno antes de que todo estalle para que puedan prepararse y prevenir una discusión en la medida de lo posible.
Por ejemplo: Antes de ir a cenar y beber alcohol sucede algún conflicto que no se habla, más bien se evita.
3. Establecer una nueva alianza: Esta fase es muy importante porque ya cuando se han establecido las problemáticas a trabajar se identifica qué está dispuesta cada una de las partes a hacer para solucionar el conflicto.
Por ejemplo: Estar dispuestos a no beber alcohol durante un tiempo, estar dispuestos a escuchar las cosas que al otro le molestan o estar dispuestos a dejar de hacer eso que a nuestra pareja le molesta tanto. Se trata de una fase en la que el psicólogo cumple un rol fundamental para ayudarles a identificar aquello de lo que cada uno es capaz.
4. Modificación de conductas: El psicólogo aporta las herramientas que cada una de las partes necesita para cumplir con su acuerdo o alianza.
Por ejemplo: Herramientas para el control de las adicciones o herramientas para establecer un estilo de comunicación asertivo, en vez de pasivo o agresivo.
5. Mejorar la comunicación: Cuando ya se han conseguido cambios, la pareja debe aprender herramientas para saber comunicarse y, de esta forma, provocar que los cambios sean duraderos y prevenir en la medida de lo posible más conflictos.
Por ejemplo: Ser capaces de transmitir lo que nos molesta de forma asertiva y tranquila sin recurrir al alcohol o ser capaces de escuchar lo que a nuestra pareja le molesta sin tener que recurrir a la evitación de la conversación por miedo.
Se debe acudir a terapia de pareja cuando notamos que existe un deterioro en la relación. Además, ambas partes deben tener objetivos relacionados con la relación de pareja incluso si un objetivo es la ruptura, ya que el psicólogo también puede ayudar a que ese proceso se dé de la mejor forma posible.
En conclusión, la terapia de pareja es un recurso muy positivo y recomendable para las parejas que estén buscando cambios en su relación.