Nunca dejes que te trate mal
Conocer a una persona lleva su tiempo, pero sobre todo, conlleva conocerla en diferentes circunstancias y contextos. Porque aunque en vuestras primeras citas parezca que todo fluye, que conectáis y que sois almas gemelas, llega el día en el que te presenta a sus amigos, o a su familia, y de pronto parece una persona totalmente diferente.
Puede que en vuestra intimidad sea una persona habladora y cariñosa, y que cuanto esté con más gente, se sienta más incómodo o que simplemente se deje llevar por la rutina del grupo, y se muestre más distante. Algo así como cuando en la mítica película de Grease, Sandy conoció a un Danny muy diferente al de la playa, en el instituto con sus amigos. ¿Pero sigue siendo así cuando somos adultos?
Según la sexóloga Marina Agis, “El ser humano siempre tiende a intentar complacer a los que tiene a su alrededor”. Es por ello que, hay que tener en cuenta que, “En los diferentes ámbitos de nuestra vida los parámetros de aceptación son diferentes, por lo que nuestro comportamiento siempre cambia dependiendo del círculo social donde nos encontremos”. Y es que, siendo sinceras, nosotras mismas tampoco somos la misma persona en nuestro puesto de trabajo, que de vinos con las amigas.Además, la experta señala otra cuestión importante, y es que las dinámicas sociales también varían en contextos como la pareja, la familia, el trabajo o nuestro grupo de amistades. Si bien esto es algo que le pasa a todo el mundo “tanto a nosotras, como a ellos”, sí es cierto que entre los hombres se dan ciertas dinámicas, en las que el valor de lo afectivo, no siempre es buen visto. De ahí el término, sin sentido, de “calzonazos”, usado como coercitivo social, para obligar a comportarse de una forma determinada, y penalizar a quien se salga de esa norma.
Según Agis, “Aunque obviamente no siempre, y con excepciones, el ámbito afectivo lo tenemos asociado a ámbitos muy personales, quizás debido a la educación de tiempos pasados basada en reprimir los sentimientos, sobre todo en los hombres.” Pese a ello, este es un comportamiento más típico de los chicos de la época de Grease, que de los actuales, ya que “podemos ver una tendencia de cambio, donde la balanza se empieza a igualar”.
Pese a ello, la sexóloga recuerda que no todo el mundo se muestra igual de afectivo en la esfera pública, que en la privada. “Son más las propias limitaciones que uno se pone que la realidad. Tenemos miedo a mostrarnos vulnerables, en algún modo, frente a los demás”.
Igualmente, influiría lo que se conoce como “comportamiento libre de rasgos”. Según Brian Little, profesor de investigación de la Universidad de Cambridge, sería algo así como actuar en contra de nuestros instintos naturales, para conseguir un objetivo específico. Así, una persona que es muy introvertida en su vida privada, podría hacer el esfuerzo de mostrarse más extrovertido en el trabajo o en el grupo social para conseguir destacar, sacar adelante un proyecto, o buscar aceptación. De la misma forma una persona puede hacer el esfuerzo de ser más cariñosa en pareja, para empatizar más con ella, pero no en otras esferas, porque no le sale de forma natural.Si bien hay que tener en cuenta que cada persona es diferente, y que también hay que respetar las formas de expresarse de cada cual, si esto acaba suponiendo un problema en la pareja o situaciones incómodas, la mejor solución es sentarse y hablarlo. “Sin duda la mejor forma de gestionar esto es la comunicación. Habla con tu pareja de forma tranquila y honesta sobre lo que sientes cuando suceden este tipo de situaciones”, aporta la sexóloga.
Por último, la experta matiza que hay que distinguir entre relacionarse diferente, a mostrar comportamientos que puedan resultar humillantes, ofensivos o molestos a alguna de las dos partes, lo cual puede derivar en una relación tóxica y dañina. Así, Agis concluye recordando que “jamás dejes que te haga sentir mal o te ridiculice en público”.