DIETAS
No es ninguna novedad que hay personas que cuando tienen hambre se ponen más irascibles, incluso, siendo claros, inaguantables, y en cuanto comen algo, son las personas más agradables del mundo. ¿Conoces a alguien así, o eres tú?
Pues en su defensa diré que esto tiene una explicación científica, y que está directamente relacionado con el cortisol, la famosa “hormona del estrés”.
Las hormonas son las encargadas de regular prácticamente todas nuestras sensaciones. El hambre, la saciedad o incluso el cansancio está regulado por hormonas, cuando estas hormonas aumentan o disminuyen activan diferentes respuestas.
Por ejemplo, algunas como el cortisol, la grelina, la leptina o la testosterona, están muy relacionadas con la alimentación y las sensaciones de hambre o saciedad. En períodos de pérdida de peso suelen alterarse y pueden ser nuestras enemigas para conseguir los objetivos.
De hecho, una de las culpables del típico “ya no bajo más de peso” o “mi peso se ha estancado” es el cortisol, que aumenta considerablemente en dietas muy reducidas en calorías, además de activar respuestas que son poco interesantes en estos procesos ya que nos incitan a comer más de la cuenta.
En un período de pérdida de peso hay varias hormonas que pueden verse alteradas, como el cortisol, la grelina o la testosterona, entre otras.
Una de ellas, el cortisol, aumenta, afectando a la retención de líquidos y masa muscular y aumentando la sensación de hambre. La grelina también estimula el apetito. Junto con la leptina que es un indicador de baja disponibilidad energética medio-largo plazo.
Todas estas hormonas se encargan de regular de una forma u otra nuestra hambre, pero sobre todo el cortisol, que es el que más afecta al carácter, cuándo tenemos hambre nos envía señales. Si no le hacemos caso aumenta provocando un pequeño “estrés”, irascibilidad, irritabilidad incluso a veces, dolor de cabeza, que se pasa comiendo. Por esta razón al cortisol siempre se le ha conocido como “hormona del estrés”
El cortisol actúa a nivel muscular y a nivel cerebral, activando las vías obesogénicas, aumentando el hambre. Está muy relacionado con la grasa corporal, sobre todo con la grasa localizada en la parte abdominal, que suele ser característica de personas con mucho estrés y por tanto, cifras elevadas de cortisol
Si quieres reducir el cortisol para así reducir también el estrés puedes hacerlo meditando y tomando desayunos ricos en proteína.