Porno en las ondas
Cada vez surgen más iniciativas para escuchar porno, en vez de verlo, y con una perspectiva de la erótica más feminista.
En tiempos en los que la pornografía tiene fácil acceso desde el móvil, y hay contenido explícito sexual por todo Internet, puede que el morbo que daba sentarse a ver una buena película erótica o una revista pornográfica haya perdido un poco su encanto. Lo poco cansa y lo mucho aburre.
Quizás ese hartazgo del porno tenga también que ver también con el auge de la novela erótica, que busca volver a dejar nuestra propia imaginación, en vez de darnos todo el trabajo hecho. Pero no todo el mundo tiene tiempo de sentarse tranquilamente a degustar una novela, sino que busca algo más rápido. Este es el nicho de mercado que ha sabido copar el llamado audiporno.
De hecho, no se trata de un nicho ni mucho menos pequeño. Según la revista Forbes, este 2019 las start-ups dedicadas al audioporno han recaudado más de 8 millones de dólares. Otro de los datos destacados de esta industria en crecimiento, y también según Forbes, es que muchas de estas pequeñas empresas son fundadas por mujeres, porque precisamente las mujeres son su principal público.
En opinión de la sexóloga Marina Agis, la explicación es bastante evidente: “El porno más común y que más se encuentra en la red de forma gratuita está dirigido a hombres heterosexuales y eso no termina de satisfacer a muchas mujeres”.
Además, si bien la excitación de cada persona va en gustos, en líneas generales el audiporno supone una mayor participación de la imaginación y de los sentidos, lo que ayuda a la creatividad erótica y suele encajar más con el deseo femenino.
“En la sociedad de hoy estamos tan acostumbrados a que todo sea visual que seguramente a mucha gente le cueste creer que pueden erotizarse a través del oído”, reflexiona Agis. Sin embargo, puede ser un método altamente efectivo. “Se trata de erotizarnos a través de otro de nuestros sentidos, muchas veces olvidado. Todo ello a través de las palabras y los sonidos, y lo más importante, utilizando nuestra imaginación”.
Respecto a si escuchar audiporno puede sumar no solo a nuestra experiencia a solas, sino también en compañía, la sexóloga parece tener claro que la respuesta es afirmativa. “Esta nueva forma de excitación nos ofrece valores añadidos, como el hecho de poder utilizar los tonos, los sonidos y sobre todo las palabras. Esas palabras y esa comunicación tan necesaria que en muchas ocasiones brilla por su ausencia”.
No obstante, el audiporno cuenta con actores profesionales que saben buscar la excitación sin necesidad de imagen. Ejemplo de ello son plataformas como Dipsea, fundada en 2018 por Gina Gutiérrez y Faye Keegan, que además de contar con actores profesionales, cuenta también con una visión de mercado muy centrada en la mujer y con una perspectiva feminista.
Así, al contrario que las plataformas de porno tradicionales, Dipsea cuenta con opciones personalizadas para todos los gustos y momentos vitales de cada mujer, construyendo una biblioteca con lo que denominan “seguridad psicológica”, además de categorías para situaciones hetero, queer o grupales.
En la misma línea, Billie Quinlan y Anna Hushlak lanzaron Ferly este mismo año con el objetivo de crear no solo una app para pornografía, sino una app que sirva como una guía de auto desarrollo personal a través de la sexualidad y el auto descubrimiento de la misma, con diarios y ejercicios personales.
Más allá de grandes iniciativas de este estilo, proliferan simples relatos compartidos entre mujeres, bien por redes como Reddit o a mediante podcasting, a través de los compartir todo tipo de fantasías eróticas femeninas, relatos eróticos susurrados al oído o incluso sexo en vivo, para sentirse como una invitada indiscreta al otro lado de un imaginario teléfono.