RENTA
La campanya de la Renta ya está en marcha y, como cada año, a algunas personas les sale a pagar y, a otras, a devolver. Te explico cómo funciona y por qué sucede esto, de forma fácil, sencilla y comprensible.
Según los últimos datos de la Agencia Tributaria (son sobre el IRPF del 2021), casi al 63% de los contribuyentes que presentaron la Declaración de la Renta les salió a devolver, mientras que al 30,3% les salió a pagar.
Los mismos datos apuntan que la cuantía media a devolver se sitió en 728 euros, mientras que el importe medio a pagar fue de 2.335 euros.
El 85% de las rentas que se presentan en la Declaración de la Renta provenían del trabajo.
Todos sabemos que pagan más impuestos aquellos que tienen unos ingresos del trabajo más altos. Sin embargo, ganar más o menos dinero en nuestra nómina no está relacionado con el hecho de que nos salga a pagar o devolver en la Renta.
Durante el año se aplica una retención de impuestos en nuestras nóminas. Esa cantidad sigue unos criterios fijados por Hacienda. Sin embargo, en muchas ocasiones hay una disparidad entre los que nos tendrían que haber retenido y lo que en realidad nos han retenido. Esa diferencia es la que ajustamos al hacer la Declaración de la Renta.
El principal motivo para que nuestra Declaración nos salga a pagar es porque durante el año nuestras retenciones no han sido del todo correctas y hemos pagado impuestos de menos.
Una de las situaciones más habituales es cuando hemos tenido varios pagadores y, aunque cada uno nos ha retenido correctamente en relación al sueldo que él nos ha abonado, al sumar los ingresos de todos ellos, nuestra retención de impuestos debería de haber sido superior.
Por otro lado, uno de los motivos más habituales para que la Declaración nos salga a devolver es porque podamos incluir alguna desgravación, como la aportación a un plan de pensiones.
También puede darse el caso de que nuestro empleador nos haya retenido de más (porque lo ha estimado así o porque nosotros se lo hemos pedido).
Imagina que dos amigos presentan la Declaración de la Renta. Uno de ellos tiene unos ingresos anuales por trabajo de 25.000 € mientras que el otro gana el doble.
A priori podríamos pensar que es más probable que al primero la Declaración le salga a devolver, mientras que al segundo le salga a pagar. Sin embargo, imaginemos que el primero tuvo ingresos procedentes de tres pagadores que le aplicaron retenciones que en global resultaron ser inferiores a lo que tendría que haber abonado a Hacienda.
En cambio, el segundo pagó el IRPF adecuado con cada una de sus nóminas, además de haber podido incluir varias desgravaciones en su Declaración. En un caso como este nos encontraríamos con que el contribuyente que gana menos tendrá que pagar más en la Declaración que el que más ingresa.
Con la Declaración lo que hacemos es ajustar nuestro pago de impuestos a la realidad. A la mayoría de los contribuyentes que realiza la Declaración se les aplica un ajuste a la baja y solo tres de cada diez de los que la presentan tendrán que estar preparados para afrontar un pago.
Lo importante es recordar que este pago no deja de ser un dinero que no desembolsaron a lo largo de ese año fiscal (y que, si creemos que es posible que pueda volver a suceder, debería de ajustarse para evitar que se repita en los años subsecuentes).