PARTO SIN DOLOR Y SEGURO
La doctora Susana Manrique, jefa del servicio de Anestesiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, despeja todas las dudas que podamos tener sobre la posibilidad de administrar la epidural en el caso de que tengas un tatuaje en la zona lumbar. No te pierdas este artículo.
Hace décadas que los tatuajes están en tendencia. Quien más o quien menos luce algún símbolo, frase, palabra o dibujo en su piel para toda la vida. Las zonas que la gente se tatúa son de lo más diversas y algunas son muy comunes como la muñeca, el hombro, el omoplato, el tobillo, el gemelo o el pecho.
Otra parte del cuerpo para tatuarse que se puso muy de moda hace unos años es la zona lumbar. Muchas mujeres jóvenes optaron por adornar la parte baja de su espalda con un tatuaje y lucirlo con crop tops o pantalones de tiro bajo.
Si te has planteado alguna vez tatuarte en la zona lumbar o conoces a una chica que ya lo haya hecho o que pretenda hacérselo, es posible que en algún momento os asalte la duda de si un tatuaje en la zona es compatible con una epidural, porque en un futuro quizá alguna quiera tener hijos y no sabes si se puede administrar una dosis de anestesia para vivir un parto indoloro.
En este artículo de NovaMás hemos querido despejar todas las dudas y consultarle a la jefa del Servicio de Anestesia del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, la doctora Susana Manrique, qué clases de anestesia se pueden administrar, si cualquiera de ellas es compatible con un tatuaje en la zona lumbar, y cuáles son los riesgos más comunes en una intervención de este tipo.
¿Qué peligro hay en poner la epidural en una espalda tatuada?
Lucir un tatuaje en la espalda, ¿es tan peligroso como para que un facultativo te niegue la administración de la epidural? Según la Jefa del Servicio de Anestesiología del hospital Universitario Vall d’Hebron, Susana Manrique, "siempre y cuando el tatuaje no sea muy reciente, la epidural es una técnica segura".
La doctora explica que las agujas que se utilizan son huecas, por lo que pueden arrastrar restos de piel a estructuras más profundas -en las capas que recubren la médula– donde acaban depositándose y provocando una inflamación que podría causar secuelas neurológicas.
Sin embargo, Manrique afirma que "se ha visto que los pigmentos depositados en la epidermis se pierden progresivamente y los que penetran un más poco profundo suelen quedar encapsulados dentro de las células". Además, aclara que "la posibilidad de pinchar la médula es casi imposible -a no ser que existan malformaciones de la misma- por lo que la probabilidad de trasladar tinta a la médula espinal es prácticamente inexistente".
La complicación más frecuente: la punción dural accidental
La complicación más frecuente de la analgesia epidural, tenga tatuaje o no la paciente, es lo que se llama punción dural accidental. Se produce cuando se atraviesa con la aguja la última de las meninges permitiendo la salida de líquido cefalorraquídeo.
"Pese a no ser una complicación grave, si es cierto que la cefalea que produce puede llegar a ser muy molesta y requerir un tratamiento especial. El resto de complicaciones son las que se asocian a cualquier otro tipo de pinchazo, la generación de un hematoma o una infección, que pese a ser más graves son muy infrecuentes", aclara Manrique.
Cómo se administra la epidural si existe un tatuaje en la zona lumbar
El procedimiento recomendado por la comunidad científica a la hora de administrar la epidural consiste en "Pinchar fuera del área tatuada, bien subiendo o bajando de espacio, movilizando la piel tintada o pinchando lateralmente. Cuando no se puede evitar, se suele realizar un pequeño corte en la piel bajo anestesia local antes de insertar la aguja", detalla Manrique.
Tipos de anestesia: Peridural, epidural e intradural
Existen varios tipos de anestesia que se pueden administrar durante el parto, lo que las diferencia es la zona exacta donde se inyecta -a pesar de que todas se inyectan en la columna, generalmente entre la tercera y la cuarta vértebra lumbar- y la duración de su efecto.
La más conocida es la anestesia peridural, para administrarla el profesional "busca un espacio existente entre las meninges para poder dejar dentro un catéter muy fino y, de esta manera, administrar medicación durante las horas que dure el trabajo de parto", explica Susana Manrique.
Si hablamos de la walking epidural, la cosa varía, según Manrique este tipo de anestesia "consiste en administrar menores dosis de anestésico local por ese catéter, de manera que la gestante pueda caminar y realizar ejercicios que ayuden a la mamá a dilatar más rápido y al bebé a colocarse mejor; además permite notar la aparición de la contracción con lo que puede ayudar a que los pujos sean más dirigidos".
No obstante, hay un tercer tipo de anestesia que se puede administrar a la hora de dar a luz, se trata de la intradural -también conocida como intrarraquídea- se inyecta directamente en el líquido cefalorraquídeo y "proporciona analgesia durante una hora aproximadamente, es por ello que su uso queda limitado a situaciones de parto casi inmediato", advierte Manrique.