Al enemigo ni agua
Tenemos la vuelta al cole, la llegada del otoño, la caída de las hojas de los árboles y por supuesto, el regreso del piojo.
Si tienes hijos en edad escolar, sea de la edad que sea (el piojo no sabe de edades), entenderás de qué estamos hablando: esa temida notita del colegio en el que te dicen que en clase de tu hijo/a hay piojos. Y ya sabes lo que toca después: revisar cabeza. Si no hay nada, albricias y lloro de gozo. Si hay, toca visitar farmacia, dejarse un buen pastizal en los productos, desinfectar la cabeza (eliminando liendre a liendre), la del enano/a y del resto de miembros de la familia. Y lavadoras, muchas lavadoras…
El piojo no sabe de edades, pero sí sabe de épocas: aparece en la vuelta al cole, en los campamentos de verano… Él es así, un ser muy sociable… Te dirán de todo (que si hay plagas, que si son los que venden los productos anti piojos los que van regando los colegios al inicio de curso), que si le pongas tal o cual cosa en la cabeza a tu hijo… El caso es que, de lo que te cuenten la mitad. Hablamos con Miquel Casals Andreu, especialista en Dermatología y Dermatología Pediátrica en Policlínic Treton y miembro de Top Doctors, quien nos desmonta algunos mitos sobre los piojos:
¿Hay plaga de piojos?
“No. No se debería hablar de plagas de piojos porque la población de piojos es relativamente estable. Lo que sucede es que, durante determinadas épocas del año como, por ejemplo, al volver de las vacaciones de verano, los niños se vuelven a encontrar en el colegio y esto puede fomentar que aumente la probabilidad de contagio. Hay unos picos de incidencia que coinciden con eso, situaciones en que los niños se reencuentran: en los colegios, en las actividades de verano, cuando van de campamentos, etc. En circunstancias donde hay un reagrupamiento de niños se puede dar un pico de incidencia pero, en ningún caso, se hablaría de una plaga”, explica Casals.
Y añade: “No obedece a ningún fenómeno ni sería una plaga, sino que se da mayormente cuando los niños se vuelven a encontrar y están en contacto”. Un ejemplo es la vuelta al cole.
¿Qué tratamientos no sirven para nada?
“Las lociones de alcohol, la aplicación de vinagre (hay que decir que no matará al piojo pero le dará mucho brillo al cabello), remedios caseros como aceites… En general son toda una serie de productos o de brebajes que están en el ideario popular pero que tienen una eficacia nula. El árbol de té (de té verde, sobre todo), hoy en día tiene muchos usos dentro de la Medicina. Incluso hay derivados del té que se utilizan para tratar determinadas verrugas. Es decir, tiene aplicaciones médicas realmente buenas. Sin embargo, en el caso de los piojos, no funciona”, comenta el médico.
¿Cuáles son efectivos?
“Los métodos clásicos siguen siendo válidos. Hoy en día los tratamientos que van encaminados a eliminar los piojos básicamente son de dos tipos. En los primeros se utilizan unos productos que provocan la muerte del parásito mediante una sustancia que se podría clasificar como insecticida, siendo el más conocido la permetrina. Lo que sucede es que los piojos empiezan a ser resistentes a este producto. Por otra parte, últimamente se está haciendo muy popular el uso de unos materiales, como las siliconas, que lo que hacen es atrapar y ahogar al insecto. La ventaja de las siliconas es que no hablamos de ningún tipo de insecticida, no es ningún medicamento que vaya a provocar la muerte biológica del parásito, sino que, básicamente, atrapan al insecto dentro de un bloque de silicona. Ambos métodos, tanto los productos con permetrina como los que llevan silicona, son muy eficaces”, finaliza.