IMPRESCINDIBLE
Educar a nuestros hijos con hábitos saludables desde pequeños puede ayudarlos a crecer de una forma óptima y equilibrada contribuyendo a su salud tanto mental como física.
Un hábito es una actividad que se repite en el tiempo y se incorpora de forma inconsciente a nuestra rutina diaria o semanal. Los hábitos que se adquieren de forma temprana en la vida se mantienen de forma natural con el paso de los años, por eso quiero recomendarte hoy las rutinas más importantes que debes empezar a inculcar a tus hijos cuanto antes.
Una alimentación equilibrada que incluya alimentos de todos los grupos: frutas, verduras, lácteos, legumbres y proteínas aporta todos los nutrientes y vitaminas necesarios para el crecimiento óptimo de los niños.
Para conseguir este objetivo lo esencial es dar ejemplo con lo que se come en casa, presentar los alimentos de forma atractiva para los niños y evitar el consumo de alimentos procesados y ricos en azúcares que acostumbran el paladar a sabores más intensos.
Los niños son bombas de energía y es nuestra responsabilidad mantener y animar a esa actividad física conforme pasan los años. Practicar algún deporte hará que los niños duerman mejor, impidiendo la obesidad y mejorando la atención, la coordinación y el equilibrio.
Por otra parte, el contacto con la naturaleza supone grandes beneficios como la reducción del estrés, mejoría de la salud mental y aprendizaje sobre el medio ambiente.
El hábito de la lectura hace que se desarrolle la imaginación, la inteligencia y el lenguaje. El amor por la lectura se debe incentivar desde muy pequeños colocando libros adaptados al alcance del niño, con la rutina del cuento antes de dormir o acompañándoles en sus primeras lecturas.
Si los niños ven leer a sus padres es más probable que dediquen parte de su tiempo a este hábito. En este artículo detallé algunos libros que como pediatra me parecen interesantes.
Desde el primer diente de leche, es recomendable empezar a limpiarlo con un cepillo pediátrico con una cantidad muy pequeña (un grano de arroz) de pasta fluorada (1000 ppm = partes por millón) una vez al día.
A partir de los 3 años, se deben realizar dos cepillados por día (principalmente el de la noche) con pasta fluorada (un guisante). Hasta esa edad el cepillado debería ser realizado por los padres para asegurar una correcta higiene.
Entre los 4 y los 6 años el niño se cepilla sólo bajo supervisión.
El hábito de lavarse las manos después de jugar, después de ir al baño y antes de cada comida puede evitar muchas infecciones gastrointestinales y respiratorias. Debemos inculcar a los más pequeños la necesidad de lavarse las manos varias veces a lo largo del día.
Se debe crear una rutina de sueño adecuada para favorecer que cada niño duerma las horas necesarias según su edad. El sueño adecuado favorece el crecimiento, la inmunidad, la memoria y el aprendizaje.
Se debe evitar el uso de pantallas una hora antes de ir a dormir, crear un ambiente relajado y establecer una hora fija para irse a la cama.
El respeto es uno de los valores más importantes que debemos enseñar a los niños para convivir en sociedad. Enseñar a los niños desde pequeños que deben tratar a los demás como les gustaría que les trataran a ellos sienta las primeras bases de la empatía y las relaciones sociales.
También desde pequeños es importante enseñarle palabras para dirigirse a los demás con educación: "Por favor" y "gracias".
Permitir que los niños se encarguen de ciertas tareas domésticas de acuerdo a su edad fomenta su autoestima, su autonomía e independencia y les prepara para actividades cada vez más complicadas.
Es también importante que participen en las decisiones que se toman en casa haciéndolos sentir capaces y valorados.
Enseñar a los niños a cuidar el medio ambiente desde edades muy tempranas hará que crezcan con un sentido de la responsabilidad que dure toda la vida. Como adultos, es nuestra responsabilidad dar ejemplo positivo cuando se trata de cuidar el medio ambiente.
Demostrando hábitos ecológicos como reciclar, conservar la energía y reducir los residuos podemos inspirar a los niños a que sigan nuestro ejemplo.
Dedicar unos minutos dentro de nuestro ajetreado día para hablar con nuestros hijos, ya sea durante la cena o antes de dormir favorecerá su expresión emocional, la confianza y el apego.
Contar cómo nos ha ido el día va a hacer que el niño tenga espacio para expresar sus sentimientos y preocupaciones así como nosotros también podemos expresarles las nuestras e intentar buscar soluciones.