ALIMENTOS TÓXICOS
La patata es uno de los alimentos más populares en todo el mundo. Sin embargo, hay muchos datos que se nos escapan acerca de este tubérculo y, si no tenemos cuidado, nuestra salud podría verse afectada.
Las patatas son uno de los alimentos más populares en todo el planeta. Desde el descubrimiento de América, se han convertido en un elemento indispensable en las cocinas de todo el mundo. Pueden prepararse de muy diversas formas y servir como plato principal o, simplemente, como acompañamiento de nuestros menús diarios. Sin embargo, hay ciertas cosas que deberíamos saber sobre estos tubérculos para no poner en riesgo nuestra salud, ya que algunas de sus partes pueden resultar tóxicas para el ser humano.
La patata procede de una planta venenosa. Sus hojas y tallos contienen glicósidos alcaloides, principalmente solaninas y chacocinas, que son altamente tóxicos para los seres vivos. Así, aunque en tu casa tengas únicamente la patata, debes estar atento. Las partes verdes y los brotes que aparecen en este tubérculo si no se ha conservado correctamente, pueden envenenarnos.
La solanina, la sustancia presente en las partes verdosas de la patata, es muy tóxica y no es fácil de eliminar. No basta con cocerla para desnaturalizar este alcaloide, puesto que sus efectos pueden seguir manifestándose. Es cierto que no existen muchos envenenamientos por solanina registrados. No obstante, debemos ser precavidos y tirar aquellas patatas que comiencen a manifestar un color verdoso.
Según un reciente estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), recogido por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que evaluaba los riesgos de los glicoalcaloides en determinados alimentos que poseen solanina, los glicoalcaloides de las patatas se relacionan con ciertos problemas de salud como náuseas, vómitos y diarrea.
Para que los síntomas provocados por el consumo de solanina se manifiesten debe consumirse, al menos, 1 miligramo por kilo de peso corporal al día. En dosis inferiores no suelen presentarse problemas y no hay riesgo para la salud. Pero no a todo el mundo le afecta en igual medida esta sustancia.
La EFSA asegura que los bebés y niños pequeños, que pesan poco, tienen más riesgo de manifestar síntomas sin alcanzar las dosis mínimas, lo que puede poner en peligro su vida. Los adultos, por el contrario, necesitarían comer grandes cantidades de estos tubérculos en mal estado para llegar a niveles peligrosos.
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