CUNNILINGUS
Las excusas suelen tener que ver con el sabor o la higiene, pero muchas veces lo que ocultan es un desconocimiento sobre la anatomía de la vulva.
Diversas ilustradoras han comenzado a poner imagen (y texto) a una realidad que viven muchas mujeres. Que sus parejas no les quieran realizar sexo oral. Sí, la felación parece estar a la orden del día, pero en plena revolución sexual femenina parece que el cunnilingus es la hermana pobre de las prácticas sexuales. ¿Por qué? ¿Qué podemos hacer para abordar este tema en pareja?
“En consulta y en diferentes encuestas que se realizan a la población, observamos que muchas mujeres se encuentran con este problema”, informa Aida Vallés, psicóloga especializada en Sexología. En la mayoría de los casos ellas sí que realizan sexo oral a sus parejas. “Son ellas las que se lo hacen a ellos con más frecuencia o tienen que insistir o recordarles que a ellas también les gusta esa práctica sexual”.
¿Cuál es la excusa más típica? “Suelen tener que ver mucho con el pudor y lo que está relacionado con la higiene. Muchos hombres deciden no realizar un cunnilingus porque les da asco, no les gusta el sabor o el olor, no les gusta que haya flujo y por tanto es una práctica que suelen evitar”. Aunque, según Vallés, si se profundiza gran parte de las veces lo que hay es un desconocimiento. “La vulva puede parecer a simple vista más complicada que un pene para estimular, y muchos hombres realmente no saben cómo ni de qué manera realizar esta práctica y por eso la evitan”.
El problema ya no es solo la falta de reciprocidad, sino la sensación de rechazo o el daño a la autoestima que puedan ocasionar según qué comentarios. “Muchas mujeres se ofenden y otras lo asumen como cierto. Es decir, al final interiorizan que es desagradable que alguien les haga esa práctica, que huele o sabe mal y por tanto para evitarle malestar a su pareja deciden renunciar a ello”.
¿Cómo abordar esta situación para que ambos miembros de la pareja se sientan mejor? Para empezar, la experta aclara que se trata de una práctica sexual íntima, y que quizás no surja igual en una relación esporádica, en la que no hay tanta confianza, que en una relación estable. Es algo que también hay que comprender. Pero si la persona sugiere la felación como una práctica posible, lo cierto es que el cunnilingus debería considerarse en la misma medida. Al igual que podemos cubrir el pene con un preservativo de sabores, estos pueden cortarse por la mitad para cubrir la vulva antes del sexo oral.
Obviamente no se trata de obligar a la pareja a realizar una práctica que no quiere, pero sí de poder comunicarnos, llegar a acuerdos o, al menos, derribar juntos falsos mitos que a veces nos están impidiendo disfrutar. Sobre todo, en el caso de una pareja estable.
“Una vez identificado el problema, animaría a la mujer a darle a su pareja toda la información posible y enseñarle como es realmente la anatomía de la vulva y todo lo necesario para estimularla”. Si realmente el tema del olor o el sabor es algo que provoca rechazo, siempre podremos probar con lubricantes de sabores, variar la depilación o probar a realizar la práctica en la ducha o justo después de la misma, por ejemplo. “Si, aun así, la pareja sigue sin querer practicar sexo oral, habrá que valorar y decidir de forma personal si quiere renunciar a eso porque le compensan otras cosas”. El objetivo, al final, es saber que en el sexo el placer está en dar y recibir, de la forma que sea, y no quedarnos solo con la parte egoísta.