El amor es convivencia, cariño, respeto y generosidad sin límites
Desde que comencé a escribir estas líneas semanales con vosotr@s much@s me habéis preguntado por múltiples cosas. Sé que tengo que ponerme al día, pero hoy me apetecía escribiros del amor, de un amor diferente. Me refiero al amor que no es a la pareja o a nuestra propia sangre.
Hace unos años conocí a los patitos, los hijos de Paco y puedo aseguraros que el amor que siento por ellos es inmenso. Las vivencias junto a ellos en casa, los buenos y malos ratos, sus travesuras, sus muestras de cariño, las noches de preocupación, las notas…son momentos y experiencias demasiado intensas como para que no hagan mella en cualquier corazón. Seguro que a muchas de vosotr@s os ha pasado también tener la sensación de saber que alguien en principio extraño, va a estar en tu corazón el resto de nuestra vida.
El caso de Carmen es especial, ella vive en casa todos los días y sólo puedo decir que me ha devuelto multiplicado por 100 todo lo que yo, humildemente he podido darle. Es aparte de una hija para mí, una amiga, una confidente y alguien que sabe, sin decirle nada cuando necesitamos algo de ayuda con sus hermanos. Os puedo asegurar que el amor no está ligado a la sangre ni muchísimo menos. El amor es convivencia, cariño, respeto y generosidad sin límites.
Hay pocas cosas de las que estoy segura en esta vida, pero una de ellas es que los patitos van a contar conmigo siempre y siempre me tendrán a su lado al igual que la pequeña de la casa. Para ella, son sus referentes, sus compañeros de aventuras y no puede estar más orgullosa de ellos, al igual que yo.