LIBIDO
Se habla mucho de que existen alimentos con propiedades afrodisíacas que ayudan a mejorar el deseo sexual. Analizamos la ciencia que se esconde tras alimentos como el chocolate, la maca, las ostras y las trufas para saber qué es cierto y qué es simplemente una creencia popular.
El término "afrodisíaco" proviene de Afrodita, la diosa griega del amor. Y aunque la primera mención escrita de los afrodisíacos procede de unos papiros egipcios del siglo XXIII a.C., es probable que el uso de pócimas de amor y ungüentos destinados a potenciar la sexualidad o atraer a parejas sexuales se remontara a la prehistoria más lejana.
Un afrodisíaco es un tipo de comida o bebida que tiene el efecto de hacer que quienes lo comen o beben aumenten su excitación sexual. Y dado que el sexo mueve mucho interés y por lo tanto, mucho dinero, se han realizado muchos estudios para intentar encontrar un remedio que se pueda comercializar para este fin. Así, se han estudiado diferentes remedios herbales y alimentos. Comentamos algunos de los más populares.
En los últimos 20 años, la maca se ha introducido en el mercado global y la demanda ha crecido vertiginosamente durante este tiempo con su promoción en internet, como el "ginseng peruano" para mejorar la libido y la disfunción eréctil, entre otros pretendidos efectos.
Mientras tanto, la investigación sobre sus propiedades ha seguido al aumento de su popularidad. Sin embargo, hasta ahora, los estudios in vivo y ensayos clínicos realizados han arrojado resultados no concluyentes. Así que hasta la fecha, las declaraciones de propiedades saludables de la maca no pueden respaldarse desde un punto de vista científico.
Según el folclore popular, las mujeres a lo largo de la historia han usado trufas para despertar el deseo en sus compañeros. Además, se dice que Napoleón concibió a su único hijo tras devorar un pavo trufado y que el marqués de Sade supuestamente utilizó trufas con sus víctimas.
Las supuestas propiedades afrodisíacas de las trufas se suelen atribuir a su sugerente aroma. Se ha hablado mucho del hecho de que uno de los componentes del olor de las trufas es el esteroide alfa-androstanol. Se plantea la hipótesis de que este compuesto de olor a almizcle no solo sea responsable de su atractivo para las cerdas que las encuentran, sino también de atributos afrodisíacos en seres humanos.
Según algunos autores, el compuesto esteroideo ha sido reconocido como una feromona que podría aumentar la excitación sexual de las mujeres a través de la activación de partes del hipotálamo femenino que median en el comportamiento sexual.
Sin embargo, esto no ha podido ser comprobado y la comunidad científica que estudia los olores ha señalado que "el olfato tiene una dimensión afectiva poderosa. Los olores pueden influir en nuestro estado anímico y provocar reacciones tanto fisiológicas como emocionales; algunas experiencias olfativas crean fuertes lazos con distintos recuerdos". Las trufas son un producto de lujo que pueden generar pensamientos amorosos por el mero poder de la asociación.
Un estudio muestra que la administración oral de carne de ostra o sus hidrolizados podrían inducir actividades afrodisíacas y, en consecuencia, mejorar el comportamiento sexual en ratones macho a una dosis de 250 mg/kg al mejorar las actividades de las enzimas antioxidantes celulares endógenas y disminuir los niveles de malonaldehído, lo que puede ser útil para mejorar la función sexual.
Estos resultados indicaron que las ostras podrían ser un ingrediente funcional potencial con actividades antioxidantes y afrodisíacas. Sin embargo, este efecto no ha podido ser confirmado en humanos.
A lo largo de la historia se han atribuido al chocolate muchos tipos de propiedades afrodisíacas. Se supone que el cacao y el chocolate tienen efectos potencialmente beneficiosos al contener flavonoides, metilxantina, aminas biógenas y anandamida, un cannabinoide también presente en las trufas negras que puede tener una acción psicoactiva.
El efecto sinérgico de todas estas sustancias podría tener una influencia directa e indirecta positiva en la función sexual. Sin embargo, se necesitan ensayos clínicos aleatorizados para confirmar esta hipótesis y elaborar recomendaciones sobre el consumo de cacao.
En definitiva, la ciencia actual no apoya la existencia de alimentos afrodisíacos, que quedan relegados a la creencia popular, así que habrá que seguir trabajando con el sugerente poder de la imaginación, este sí, de probados efectos afrodisíacos.