RELAJACIÓN
¿Quieres saber qué es lo que pasa exactamente en tu interior cuando te pones muy nervioso en una situación que no te gusta?, ¿Quieres saber qué parte de tu cuerpo es la responsable de que tu corazón se acelere o se relaje? Continúa leyendo para saber más sobre el nervio vago.
El nervio vago es aquel cuya activación nos produce calma y alivia la ansiedad, además disminuye síntomas corporales como el colon irritable. Se trata del nervio más largo del cuerpo, empezando en el cerebro y acabando en el abdomen. Sus ramificaciones van hacia los oídos, la garganta, el corazón, los pulmones y el tracto digestivo, parando también en las cuerdas vocales y el diafragma.
Su función principal es detectar si hay problemas, tanto en el propio cuerpo como en el ambiente. Después de que el nervio vago supervise las señales y los peligros del cuerpo y del ambiente, el cerebro decide qué hacer filtrando e interpretando la información. Además, el nervio vago actúa más rápido que nuestra propia percepción con el objetivo de que podamos centrarnos en otros asuntos de nuestra vida personal y no tengamos que estar pendientes de que todo en el interior de nuestro cuerpo funcione a la perfección.
El sistema nervioso autónomo cuenta con dos formas de activación ante posibles peligros:
La rama vago dorsal, que se ubica debajo del diafragma.
La rama vago ventral, que se ubica encima del diafragma.
El Sistema Nervioso Simpático (SNS) y el Parasimpático (SNP) actúan juntos creando un estado de equilibrio en nuestro cuerpo al que llamamos homeostasis. Si este equilibrio se alterara, las probabilidades de sufrir trastornos físicos y psicológicos aumentarían notablemente.
El nervio vago impacta en nuestro comportamiento y nuestra actividad social, además, se encarga de las funciones corporales involuntarias como tragar, toser, vomitar, el ritmo del corazón, la frecuencia cardíaca, la respiración, los movimientos del esófago, del intestino y la sudoración.
En esta línea, cuando sentimos una amenaza, nuestro nervio vago es el que se encarga de acelerar el corazón y encoger el estómago, así como de ralentizar la respiración y relajar nuestro cuerpo cuando estamos haciendo actividades que nos gustan y estamos con personas a las que queremos.
La teoría polivagal fue formulada por el Doctor Stephen W. Porges y permite la aplicación del funcionamiento el nervio vago en el campo de la psicología. Porges refiere que cuando respondemos de forma automática a diversos estímulos, se trata de un aprendizaje de nuestro sistema nervioso autónomo a través de nuestro nervio vago. De la misma forma, podemos aprender a regular nuestro Sistema Nervioso Central (SNC), el cual sí funciona con la consciencia.
La teoría polivagal explica que existe una jerarquía que se compone de tres circuitos neuronales. Por defecto reaccionamos con el circuito vago ventral y si no funciona se pasa al simpático y ya la última opción es el vago dorsal. Cada circuito actúa de una manera diferente:
Es importante tener en cuenta la neurocepción, es decir, la percepción de nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA), la cual precede a la percepción consciente. En esta línea, no tenemos el control pleno de cómo nos puede afectar una situación, es decir, no decidimos ponernos nerviosos o desconectar en determinadas situaciones. Por ejemplo: si nuestro sistema percibe un peligro abrumador ante una situación social, inevitablemente nuestro latido del corazón acelerará y nuestro cuerpo temblará, si sufrimos bullying en el colegio, entonces responderemos con sobreactivación ante situaciones en grupo.
Podemos compensar la sobreactivación de nuestro cuerpo con el aprendizaje de ejercicios que nos aporten mayor tranquilidad. Por ejemplo: