PROMETE CURAR 200 ENFERMEDADES
Cura el autismo, herpes, quemaduras, gripe A, depresión, hepatitis, artritis, diabetes, acné y por supuesto SIDA, cáncer o malaria y hasta el ébola. La lista es inmensa. Con este currículum, ¿quién no querría tener en su casa un botecito de esta “solución milagrosa”? Pero no. Ni siquiera es homeopatía (que eso no hace nada) que va, esto es peor, esto es un tóxico peligroso.
Se llama MMS o solución mineral milagrosa, porque decir “desinfectante para piscinas” o “blanqueante industrial para papel y ropa” no tenía tirón comercial. Realmente ese “milagro” que venden como curatodo es clorito sódico (NaClO2) diluido en agua al 28%.
En las instrucciones de uso dicen que ” hay que activarlo con un ácido débil como vinagre o zumo de limón, pero mezclando gota a gota. En ese momento se formará un gas, dióxido de cloro (ClO2). Después de dos horas el gas se convertirá en sal de mesa y agua “ (eso sí que sería un milagro). Hay que darse prisa, “es necesario añadir más agua o zumo de manzana”. Ojo, importante, “sin vitamina C” (así que esperen un rato para que se le vayan las vitaminas. No, también es mentira) y “así se debilita el efecto del MMS y luego se ingiere.” Aunque también podría utilizarse en baños, inhalaciones o incluso directamente, inyectado. Tiemblo de pensarlo.
Ya sólo con las instrucciones hemos conseguido que alguien que no tiene por qué entender de química piense “si se desactiva no será tan malo”, “si se convierte en sal y agua es que es natural”. Nada más lejos de la realidad.
El dióxido de cloro se utiliza como blanqueante para el papel (no se crean que de la madera salen los folios con ese blanco inmaculado), para la ropa y como desinfectante. Es muy barato ya que se utiliza con frecuencia en la industria. Pero allí se aplican medidas de seguridad para evitar la intoxicación.
Los síntomas más frecuentes después de ingerir este tóxico son: náuseas, vómitos, dolores de estómago, diarrea, irritación en los ojos… Le dirán que eso es que está haciendo efecto (como me decía mi madre con el agua oxigenada en las heridas… solo que esto en nuestro organismo). No sé qué excusa darán cuando los síntomas continúen con fallo renal, hemolisis o problemas respiratorios…
El argumento de que un desinfectante industrial pueda curarnos alguna enfermedad es tanto como decir que por echar unas gotas de lavavajillas al café vamos a adelgazar porque disuelve la grasa.
Dos personas en Canadá estuvieron al borde de la muerte por ingerir este producto, con lo que allí se prohibió, la FDA no tardó en hacerlo y, por supuesto España lanzó esta alerta.
¿Quién es el responsable de este despropósito? Pues Jim Humble. Contó la historia de haber curado la malaria utilizando el producto con el que potabilizaban el agua. De hecho, con 15 gotas cada 4 horas durante un día es suficiente para eliminarla. ¿Realmente creen que si hubiera algo tan eficaz no se estaría utilizando? La realidad es que ningún estudio ha podido demostrar que este compuesto sea beneficioso para ninguna de las 200 enfermedades que dice curar. Lo que sí ha demostrado es ser tóxico y perjudicial para quien lo ingiere, lo inhala o se baña en él. Por supuesto, ni Jim Humble ni sus seguidores abandonaron la idea de querer intoxicarnos, probablemente, porque el beneficio que obtienen con ello alcanza cifras desorbitadas.
Aprovecharse de la desesperanza, del miedo, de la incertidumbre de la gente es un acto abominable en el que ningún ser humano debería caer. Las enfermedades a las que, dicen, dar solución son largas, dolorosas y crueles. Motivos más que suficientes para que depredadores en busca de dinero fácil estafen a enfermos y familiares que buscan, desesperados, un pequeño alivio a su difícil situación.