DEPORTE SEGURO
Hay muchas diferencias entre la zapatilla convencional y la minimalista y, según cuál se escoja, puede ser perjudicial para los pies y las piernas.
De un tiempo a esta parte está muy de moda salir a correr. Además de ser una vía de escape que nos permitía salir a la calle justo después del confinamiento, es una muy buena manera de hacer deporte sin gastar un solo euro. Se puede practicar en casi cualquier sitio, solo o acompañado, con música o sin música…y no necesitas más que tu fuerza de voluntad y una buena equipación.
Puedes coger el primer chándal que encuentres en el armario, pero para el calzado es importante llevar una buena zapatilla.
Patry Arques, enfermera y podóloga en QuiroSport con consulta en el municipio alicantino de Onil, ha revelado a través de Instagram (@patryarques) cuáles son las diferencias entre una zapatilla de correr convencional y una minimalista.
¿Qué es mejor: con o sin drop?
El ‘drop’ es la diferencia de altura entre el talón y la parte delantera del pie.
Si una zapatilla tiene ‘drop’, como es el caso de la convencional, hace que carguemos más el talón y, por lo tanto, hay “más impacto en articulaciones, aparte de acortar nuestra musculatura posterior de la pierna”, tal y como cuenta Patry. Esto hace que desplacemos “nuestro centro de gravedad hacia los metatarsianos”, provoca “más bloqueo” y hace una “pisada menos natural”.
Además, “el talón y el antepié están separados y no permite una transición fluida”.
En cambio, la zapatilla minimalista, que no tiene ‘drop’, “hace que podamos apoyar de medio pie en adelante” y esto facilita una “pisada más natural” y que “la transición sea más fluida”. Así, trabaja la musculatura, no el zapato, apunta la podóloga.
Al no tener diferencia de altura, la experta explica que “la anchura de la base es toda igual para que haya más base de apoyo y proporcione más estabilidad”.
La minimalista, mucho más flexible
Este tipo de zapatilla tiene el ‘toe box’ y la palmilla internaanchos, además de tener una puntera recta que hace que sea más flexible al nivel de los metatarsianos.
Por su parte, la convencional “no permite que se abran los dedos al impulsar”, advierte la podóloga, y tiene la puntera mucho más rígida y levantada, algo que no es positivo para los metatarsianos.
Siguiendo la comparativa entre lo flexible y lo rígido, el contrafuerte de la zapatilla convencional es “muy consistente” y con “mucha rigidez para el tendón de Aquiles”. Este es uno de los motivos de los roces y de la “aparición de la exostosis de Haglund” (deformidad en la parte posterior del talón). Todo lo contrario es la minimalista: “contrafuerte algo consistente sin ferulizar y sin dar rigidez al tendón de Aquiles”, comenta Patry.
Consejo antes de usar zapatillas minimalistas
Patry Arques termina su post con una recomendación para aquellas personas que piensen en cambiar las zapatillas convencionales por las minimalistas. Advierte que no todas las personas pueden llevar este tipo de calzado y que hay que valorar según cada caso.
Así que aconseja hacer “siempre” una transición, es decir, “eliminar ‘drop’ poco a poco” y trabajar “mucho” la musculatura del pie y la cadena posterior de la pierna.
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