EFICACIA Y EFICIENCIA
Para llegar a todo o, al menos, saber priorizar en nuestras tareas, a veces necesitamos llevar a cabo técnicas concretas para mejorar nuestra productividad. En este artículo te cuento algunas de las mejores.
Llegar a todo es un objetivo realmente difícil de conseguir. Cumplir con las tareas del hogar, con las expectativas de nuestros compañeros de trabajo y superiores, así como con las relaciones personales son ejemplos de las metas más habituales de un día normal. Existen técnicas para mejorar la productividad que han dado resultados muy buenos.
Muchas veces creemos que hacer en el menor tiempo posible la mayor cantidad de cosas es la forma de llegar a todo lo que nos proponemos. Pero quizá no sea exactamente eso, quizá una clave es priorizar las tareas y hacer un trabajo de introspección para ser más flexibles con nosotros mismos y no autoexigirnos llegar siempre a todo.
Es importate destacar que aplicar técnicas para mejorar nuestra productividad es muy bueno, pero cuidado con engancharte a ser extraproductiva queriendo hacer cada vez más cosas. Recuerda que el equilibrio está en saber disfrutar de aquello que nos proponemos hacer. Cuando dejas de disfrutar por el estrés algo puede estar fallando.
Consiste en gestionar el tiempo trabajando en intervalos. Se trata de trabajar con la máxima concentración durante 25 minutos y descansar otros 5. Cada intervalo se denomina "pomodoro" y tras cuatro pomodoros las pausas pueden ser de entre 15 y 30 minutos.
El objetivo de esta técnica es utilizar nuestra concentración y el tiempo en nuestros principales aliados. Esta técnica será útil sobre todo en tareas que impliquen mucha concentración, tareas que se repiten o sean monótonas, combatir la procrastinación de forma eficiente, enfrentar las distracciones frecuentes y mejorar la gestión del tiempo.
Recuerda que para que la técnica de pomodoro funcione debes realizarla hasta el final rigurosamente sin romperla. Durante los descansos no se recomienda ver el móvil, si no realizar alguna actividad que realmente nos permita descansar como caminar, estirar, respirar conscientemente, tomar una bebida, leer o escuchar música.
Muchas veces procrastinamos, nos organizamos mal o nos bloqueamos ante las tareas que tenenos pendientes porque nos parecen excesivas y nuestra memoria juega en nuestra contra.
Si en vez de intentar recordar todas las tareas pendientes de memoria, las escribimos en una herramienta creada únicamente para esto, entonces nos quedará más energía para la parte de ejecución de las tareas directamente. Es decir, quitamos el desgaste emocional y de memoria que implica el recordar tareas constantemente y lo sustituimos por energía extra para hacer y ejecutar las cosas lo mejor posible.
Es importante que estas tareas queden organizadas por categorías y también por urgencia e importante, de esta forma las procesaremos mejor.
Esta técnica está pensada para el cambio de hábitos para aquellos objetivos de vida que llevas postergando mucho tiempo. Para llevarlo a cabo debemos buscar un calendario en papel y que sea grande para colgarlo en un lugar visible cada día que pasa.
Cuando lo tengamos vamos a ir tachando cada día la fecha en la que nos encontramos con colores diferentes si hemos conseguido realizar todo lo que nos hemos propuesto o no.
Es importante no autoengañarnos tachando de colores que no son. Al principio lo veremos como un reto y cada vez que tachemos los días que no hayamos conseguido nuestros objetivos, muy posiblemente nos sentiremos como unos fracasados, sin embargo, de forma consciente y rápida llegaremos a hacer de esos objetivos nuestros hábitos y nuestro estilo de vida.
En conclusión, es importante buscar la ayuda de alguna técnica de productividad para no perder el tiempo en cosas que no nos importan demasiado, y así dedicar tiempo a lo que nos hace verdaderamente felices. Por ejemplo: conseguir no perder tiempo excesivo en preparar la comida o recoger para dedicar ese tiempo a jugar más tiempo con nuestro hijo o a ver a alguna amiga con la que compartir una buena charla.
También se recomienda que los objetivos que nos propongamos sean pequeños y hagamos un proceso flexible para conseguirlos.