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¿Es mejor entrenar con el estómago lleno o vacío?

¿Adelgaza entrenar en ayunas? ¿Cuánto tiempo hemos de esperar para entrenar después de comer? ¿Afecta a nuestra evolución deportiva? Resolvemos todas las dudas en torno a la alimentación y el ejercicio.

Una joven entrenandoPexels

¿Podemos hacer ejercicio después de comer? Esta es una pregunta que nos hacemos con frecuencia. No hay una respuesta para todo el mundo porque depende de tres factores:

1. Cantidad de comida.

2. Antelación con la que se ingiere.

3. Objetivo del ejercicio.

Si tuviéramos que decidir si es mejor entrenar con el estómago lleno o vacío, sin ninguna información adicional, diríamos que es preferible enfrentarte al ejercicio habiendo ingerido algo de comida. Sin embargo, vamos a observar cada uno de estos tres factores implicados para valorar si es conveniente.

¿Adelgaza entrenar con el estómago vacío?

Realizar ejercicio con el estómago completamente vacío no es lo más recomendable, salvo que estés habituado a ello. El ejercicio requiere energía y esa energía se obtiene por 2 vías:

  • Comida que se tiene en el estómago.
  • Hidratos de carbono, grasas y proteínas que reserva nuestro cuerpo.

Si no tenemos comida en el estómago, el cuerpo consume la energía almacenada (glucógeno muscular y hepático, grasa corporal, etc.).

Puede parecer muy tentador recurrir a esta vía si pensamos en perder peso. En cambio, si no estamos acostumbrados a entrenar de esta forma, o si la intensidad es más alta de lo normal, podemos sufrir síntomas como sudores fríos, mareos, debilidad muscular, visión borrosa o temblores. Además, ante una ausencia de energía el cuerpo tiende a consumir más hidratos de carbono que grasas.

Cómo afecta la comida al rendimiento cuando practicamos ejercicio

Entrenar tras una comida copiosa también es contraproducente porque el ejercicio no va a permitir llevar a cabo una digestión adecuada. Esto puede provocar náuseas, dolores intestinales y vómitos, además de la imposibilidad de seguir entrenando. Por lo tanto, lo ideal es encontrar el equilibrio para llegar con algo alimento en el estómago, sin que esta comida impida realizar el ejercicio físico.

En este equilibrio influye de forma considerable el momento en que se ha comido. El objetivo tiene que ser ajustar la cantidad de comida al tiempo que nos queda para iniciar la actividad. Ante una comida abundante es necesario que pase mucho más tiempo que si la comida ha sido ligera.

Es preferible entrenar con un mínimo de comida de cara a afrontar con garantías el ejercicio físico. De lo contrario, nos arriesgamos a no tener los suficientes depósitos de energía.

Adaptar la ingesta a la intensidad del entrenamiento

Cuando pensamos en un objetivo, éste depende de que podamos dar el mejor rendimiento posible. Por lo tanto, conseguirlo está sujeto a nuestra preparación previa (ejercicio físico), a la alimentación y al descanso. Si uno de estos pilares no funciona correctamente, el rendimiento decae y, en consecuencia, no podemos conseguir el objetivo deseado.

Además del objetivo, en la alimentación para el ejercicio influye la duración y la intensidad. No es lo mismo hacer un circuito de estiramientos de 15 minutos para mejorar la movilidad que correr 25 kilómetros. En ambos casos, hay que llegar con comida en el estómago pero, eso sí, con la cantidad necesaria para disfrutar de la actividad sin contratiempos. De hecho, al correr esa distancia no es suficiente con la comida previa, sino que durante la carrera también hay que llevar un planning de alimentación.

Ayuno intermitente y ejercicio

El ayuno intermitente está muy de moda. No pocas veces han llegado a mí dudas sobre si practicar ejercicio físico en ayunas. Como hemos comentado anteriormente, es necesario estar preparado para hacerlo.

En el caso de hacer una preparación progresiva y estar listo para entrenar en ayunas, es una buena estrategia para perder peso. Sin embargo, es una opción más de cara a perder grasa corporal pero no tiene ventajas significativas con respecto a una dieta hipocalórica.

El aspecto clave es encontrar el punto en el que entrenamos a gusto y disfrutando de ello. No tiene sentido llegar con hambre y sufrirlo con los riesgos que conlleva no llegar con la suficiente energía.