EN VALL D’HEBRON
El Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Vall d’Hebron pondrá en marcha un estudio para probar la eficacia de un medicamento creado mediante una impresora 3D en formato chuchería.
Todos hemos sido niños y hemos odiado tomar medicamentos. Aunque hubo algunos que llegaron a convencernos, como el Dalsy, de sabor naranja, o el Apiretal, de fresa, no siempre fue así. ¿Lo recuerdas? Ahora, imagina lo mal que lo pasan aquellos niños que tienen patologías que necesitan ser tratadas con una medicación diaria. O sus padres, que deben ingeniárselas para hacerles seguir el tratamiento.
Para hacer más fáciles casos como estos, el Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Vall d’Hebron pondrá en marcha un estudio para probar la eficacia en niños y niñas de un medicamento en formato chuchería.
¿Y cómo harán este medicamento? Con una impresora 3D que permite elaborar medicamentos de "formas semisólidas y masticables a partir del principio activo combinado con excipientes adecuados", explican en su página web.
"Los jarabes a veces pueden tener un sabor desagradable y, en cambio, hemos trabajado para que los medicamentos impresos tengan un sabor que enmascare el principio activo", explica en la nota la Dra. Maria Josep Cabañas, jefa de la Sección de Farmacia del Hospital Infantil y Hospital de la Mujer de Vall d’Hebron e investigadora del grupo de Farmacia Básica, Traslacional y Clínica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
Aparte del sabor, la impresora 3D también puede modificar el olor y el color, pudiéndose elegir varias opciones en función de la preferencia de cada niño o niña.
Mucho más que una chuchería
Si el estudio llega a buen puerto, no solo se conseguirían medicamentos en un formato más apetecible, también se podrían personalizar según las necesidades de cada caso: "esta formulación magistral innovadora permite crear medicamentos con dosis personalizadas a cada niño y niña según su peso y características clínicas".
De esta manera, los padres y madres ya no necesitarían medir el volumen de jarabe que le dan a su peque. "Es mucho más cómodo y evita posibles errores en la dosis que se administra", explica la Doctora.
Si este tipo de medicamento se llega a comercializar, también facilitará el transporte de la medicación, pues se puede conservar fuera de la nevera.
¿Y los adultos?
"Aunque el ensayo clínico se centrará en niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 18 años, el uso de medicamentos impresos en 3D podría ser útil también en adultos", explican en la página web del hospital, ya sea en casos con problemas de deglución o para poder ajustar la dosis en función de cada paciente.
"Sería, además, un método aplicable a la mayoría de formulaciones de medicamentos, siempre que no se vean afectados por la temperatura, puesto que la impresora 3D aplica calor para crear el medicamento", añaden.