EXCESO DE RADIACIONES
Son muchas las investigaciones dedicadas a tratar los problemas que la luz azul provoca en los ojos. Pero, ¿hasta qué punto sufre la dermis esta exposición?
Cada día pasamos multitud de horas delante de pantallas, lo que puede resultar un problema grave para el bienestar de nuestra vista. Además, a causa de la crisis del coronavirus, estamos más tiempo en casa, por lo que el uso de los dispositivos electrónicos ha aumentado. Incluso cuando desconectamos del trabajo continuamos utilizando estas herramientas: el móvil, la televisión, los videojuegos…
El uso excesivo de las pantallas provoca una sobreexposición a la luz azul que también puede afectar a la piel. El 30% de la radiación que emite el sol ya cuenta con este tipo de luz, pero el alto grado de exhibición por parte de los dispositivos electrónicos es lo que ha hecho saltar las alarmas. Por ello, muchas son las investigaciones que han querido estudiar este espectro, al que estamos cada vez más expuestos.
Beneficios y daños de esta radiación
La luz azul no solo se encuentra en las radiaciones solares, sino que está en multitud de fuentes interiores como las lámparas LED, los televisores o los dispositivos electrónicos. Además, esta luz también cuenta con un componente ultravioleta. Si nos exponemos al sol, utilizamos crema solar para prevenir problemas y protegernos de los rayos UV, pero ¿por qué no nos salvaguardamos de esta cuando su origen es diferente?
En el caso de la luz azul, también llamada luz visible de alta energía, no ofrece consecuencias negativas si es recibida de forma natural; es una radiación no dañina. En cambio, si se percibe a través de las pantallas, la frecuencia es muy intensa, por lo que sí que llega a ser perjudicial para la piel. Según un estudio, siete de cada diez españoles tienen un dispositivo delante durante las horas de trabajo y ocio, lo que supondría aproximadamente un total de once horas diarias. Por lo tanto, sí que se trata de un tiempo excesivo y, en consecuencia, nocivo.
¿Qué provoca la luz azul en la piel?
La energía de la luz azul es muy intensa, por lo que estos rayos penetran en la piel si nos exponemos a ella durante un tiempo prolongado. Así pues, se genera la creación de radicales libres, moléculas que rompen las estructuras celulares y atacan el colágeno de la dermis. Esto provoca una pérdida de elasticidad en el cutis y el envejecimiento temprano. Además, aumenta la aparición de manchas y arrugas.
Según el 47º Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología, los melanocitos se activan con la luz azul y producen una mayor cantidad de melanina. Por ello, se intensifican las manchas y la aparición de otras nuevas. Estas investigaciones afirman que la elevada exposición a la luz azul envejece la piel. Así pues, el uso excesivo de los dispositivos electrónicos convierte a esta exhibición en uno de los principales enemigos de la dermis.
¿Cómo podemos combatir los efectos?
En el caso de la vista, aunque los efectos negativos de la luz azul no estén demostrados completamente, la demanda de las gafas con filtro azul ha aumentado para paliar posibles problemas. El uso excesivo de los dispositivos electrónicos favorece la aparición de fatiga visual, visión borrosa o dolores de cabeza.
No obstante, la solución más factible para evitar este tipo de problemas es permanecer menos horas al día delante de las pantallas. Así pues, aunque la utilización de cremas faciales se convierta en una opción para prevenir manchas en la cara, usar los dispositivos el menor tiempo posible también favorecerá el bienestar de la dermis.
Evitar que la luz azul afecte a la cara, con la producción de radicales libres, resulta complicado, dado el uso rutinario de los dispositivos electrónicos. Por lo tanto, tratar el cutis correctamente, protegerlo del exceso de radiaciones y alejarse de las pantallas disminuirá la aparición de arrugas y manchas en la piel.
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