MUY DOLOROSO
La infertilidad en las parejas es una realidad cada vez más frecuente, sin embargo, lo que todavía se desconoce o se ignora es el sufrimiento emocional que esto puede causar a una relación de pareja.
Paradójicamente, a veces parece que la fertilidad es algo fácil para los que no desean tener hijos y algo inalcanzable para muchos que lo desean con todas sus fuerzas. A nivel social, cada vez esperamos más tiempo para tener hijos por factores relacionados sobre todo con la elección de pareja y la estabilidad financiera. Pero la biología no perdona.
Por otro lado, el estrés es un concepto muy influyente en la infertilidad, ya que reduce la calidad y la cantidad de los espermatozoides, así como la libido, y aumenta las probabilidades de problemas de gestación.
La edad o el estrés son factores importantes en el tema de la fertilidad, sin embargo, no son los únicos. Existen numerosos factores que pueden influir en una situación como esta, dando lugar a una respuesta emocional de mucho malestar.
Algunas de las características de este malestar son las siguientes:
Por ejemplo: Si en las pruebas diagnósticas se detecta que Juan tiene problemas de infertilidad, entonces María, su pareja, al estar completamente sana y ver su sueño de ser madre afectado por estas circunstancias pude echarle la culpa a él o Juan puede sentirse cohibido y culpable por sí mismo ante la situación.
Por ejemplo: Pueden venir pensamientos del tipo "la naturaleza no me ha visto merecedor de la maternidad, no soy suficiente" o "soy incapaz de dejar embarazada a mi mujer, no soy válido".
Por ejemplo cuando se mantienen relaciones sexuales en el día y la hora más fértil y se hace solo por ese motivo.
En conclusión, la infertilidad en la pareja es uno de los factores que más daño psicológico nos puede generar, tanto individualmente como en la relación. Lo más irónico es que sigue existiendo una cultura en la que se esconde este tipo de información (por ejemplo cuando no se ve bien anunciar un embarazo antes de los 3 primeros meses por miedo a perder al bebé) cuando en cambio es el momento en el que más apoyo social necesitamos (no cualquier apoyo, sino un apoyo sano y coherente con las necesidades de quien sufre).