¿Cuál debe ser su papel en la lucha?

Hombres feministas, ¿cómo deben comportarse?

Es el Día de la Mujer Trabajadora y somos muchas las mujeres que nos planteamos el tema del feminismo y la feminidad –“no soy feminista, soy femenina”, le decía Tita Cervera a Jordi Évole en Salvados– desde diversos ángulos.

Uno de ellos es el papel que debe desempeñar el hombre en la lucha por la igualdad, una batalla que algunos niegan pero que resulta incuestionable con las cifras en la mano: la diferencia de sueldos entre hombres y mujeres se sitúa en el 24 %, según datos de UGT, mientras que el porcentaje de mujeres directivas es del 27%, señala el informe Women in business. Por otra parte, según datos del INE en 2016, las mujeres dedican una media de 4,5 horas diarias al cuidado del hogar y los menores, una cifra que se reduce a dos horas en el caso de los varones. Está claro, pues, que la desigualdad es una realidad, cosa que en los últimos años, coincidiendo con el auge del movimiento feminista, ha generado un debate necesario sobre cuál debe ser el papel del hombre en la lucha por la igualdad de género.

¿Puede el hombre ser feminista o debe ser un aliado? La pregunta tiene tantos matices que divide incluso al propio feminismo. Mientras muchas mujeres consideran que el hombre debe participar activamente en la lucha por los derechos de la mujer y contra la opresión del patriarcado, otras consideran que esta irrupción de los hombres en el mundo del feminismo como activistas y portavoces nos acaba privando, de alguna manera, de una voz que, por una vez, nos debería corresponder únicamente a nosotras. En esta línea de reflexión se sitúa Homes en diàleg, una asociación catalana que trata de definir el papel del hombre a la hora de prevenir y erradicar la violencia de género.

“Nosotros no nos consideramos feministas, nos da mucho respeto la palabra porque entendemos que os pertenece a vosotras: nuestro objetivo es erradicar la violencia de género desde un marco de reflexión que, en este caso, se centra en la masculinidad”, señala Marcos Castro, uno de sus miembros. “Para ello, nuestro objetivo es dar voz a un modelo de masculinidad que siempre ha existido pero que ha sido silenciado, al que nosotros denominamos la masculinidad tradicional oprimida”. Es decir, frente a la masculinidad tradicional hegemónica, dominante y violenta no solo sobre las mujeres sino también sobre otros hombres, Homes en diàleg reivindica “Un tipo de masculinidad también tradicional pero oprimida por esa masculinidad hegemónica que representa, para que nos entendamos, el macho alfa”, señala Castro, profesor de instituto y docente universitario.

Para él, la mejor manera en que los hombres pueden cooperar en la lucha contra la violencia de género y por la igualdad, “Es contribuir al replanteamiento del modelo de masculinidad hegemónica”, e incrementar la presencia social de lo que Castro denomina “el pagafantas, ese hombre al que muchas mujeres elegirían para tener una relación estable pero totalmente desligada de la pasión, tan alejado de la figura del macho alfa dominante, que en el imaginario colectivo aparece como alguien con quien te vas a divertir, pero que te lo va a hacer pasar mal”.

Castro señala que Homes en diàleg nace precisamente de la constatación de cómo esos dos modelos masculinos, con sus respectivas connotaciones, figuran como dos opciones antagónicas y excluyentes en el imaginario de muchos adolescentes. “En las escuelas, entre las nuevas generaciones, ambos modelos aparecen incluso como una dicotomía, como si en la vida hubiese que elegir entre uno y el otro: algo así como que o te lo pasas bien con alguien que te va a hacer sufrir o te vas a aburrir con un tipo que es bueno”, señala Castro, quien cree que los hombres que luchan por la igualdad de género deben trabajar precisamente en erradicar esta falsa dicotomía.

¿Cómo lograrlo si hay pocas cosas más caprichosas que el deseo? “El deseo es en gran parte una construcción social, es algo aprendido, y de hecho solo el lenguaje del deseo nos va a permitir superar todo esto. El hombre deseable que se nos ha vendido, algo que desde Homes en diàleg explicamos siempre que tenemos ocasión, es el que representa la masculinidad tradicional dominante. Es una idea que cala porque se nos inculca desde que tenemos cero años”.

Pero, poniéndonos de abogadas del diablo, ¿no sería también machista que un grupo de hombres nos señalen a quién tenemos que desear? “Lo interesante en este caso es explicar a través de qué mecanismos ha ido calando la idea de que la masculinidad tradicional dominante es atractiva y sexy, y una vez eso esté claro que cada una elija. Pero si no tenemos esa información, si desconocemos los mecanismos mediante los cuales funciona el deseo, seremos menos libres”. De hecho, Castro señala que “precisamente en un contexto en que la mujer es más libre para elegir que nunca la violencia de género no disminuye, lo que nos hace deducir que necesitamos un nuevo modelo de masculinidad más que nunca”.

Se trata, pues, “De conseguir que este nuevo modelo de masculinidad, que sea fuerte y valiente para luchar contra los abusos y la desigualdades, resulte atractivo”. En este sentido, Castro señala, de hecho, que también los hombres se ven desde niños noqueados por la masculinidad tradicional dominante, violenta también con otros hombres. “Necesitamos niños fuertes y valientes capaces de parar los pies del que abusa, empoderados, que contribuyan también desde su propia construcción de la masculinidad a crear espacios seguros”, algo muy importante, asegura Castro, en las escuelas, un espacio donde aún los machos alfa continúan campando a sus anchas sin encontrar toda la resistencia que deberían. Y es que, en definitiva, el acosador de escuela de ahora puede ser, si no encuentra resistencia no solo por parte de las mujeres sino por parte de otros hombres, el maltratador de mañana.

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