MANTENER LA CALMA
Ante las reacciones violentas o descontroladas de nuestros pequeños, lo más importante es mostrarse sereno pero firmes.
Una de las conductas que suele preocupar más a los padres es cuando sus pequeños no saben manejar adecuadamente el enfado o la rabia, por lo que pueden terminar expresándose mediante golpes, mordidas, pataletas, gritos, etc.
Estas formas de agresividad solemos verlas cuando están experimentando emociones fuertes como la frustación, de la que ya hablamos en NovaMás de cómo ayudar a los hijos a lidiar con ella.
¿Por qué mi hijo pega?
Este tipo de reacciones forman parte de un proceso natural de adaptación en los niños, ya que entre los 2 y los 4 años de edad se les dificulta comunicarse claramente por medio del lenguaje oral.
Por esta razón, es probable que manifiesten los comportamientos ya comentados, como respuesta a la frustración de no poder expresar aquello que están sintiendo. Por eso, debemos intervenir de manera asertiva para reducir y evitar estas conductas.
Además, este tipo de agresividad infantil también es una respuesta emocional, debido a la inmadurez en la zona de la corteza prefrontal, que es la encargada de la regulación de emociones. Es habitual que expresen con violencia su incomodidad, enfado, descontrol o ira contra la persona que les pueda negar aquello que desean.
A menudo es con mamá o papá con quien realizan este tipo de comportamientos.
Factores que influyen en el comportamiento agresivo de mi hijo
Se suele decir la frase de "los niños que se sienten mejor, se portan mejor". Y es importante tener en cuenta esta idea, porque la mayoría de las veces no relacionamos el “mal comportamiento” con el sentimiento de disgusto que sienten los peques en ese momento.
Los factores más comunes que suelen determinar estas respuestas agresivas son:
Hay que tenerlo muy en cuenta para ser conscientes de que no pegan con una intención, si no para mostrar un malestar. Reaccionar con calma y sencillez al comunicarnos, siempre será el mejor camino.
Qué hacer si mi hijo pequeño me pega
El objetivo en estos casos es que el pequeño aprenda a controlar sus emociones. Para ello, podemos realizar las siguientes acciones:
No juzgar ni criticar la conducta
No lo está haciendo a propósito ni tiene la intención de hacerte daño, es más bien una respuesta a su inmadurez en el manejo y comunicación de emociones.
Detener la conducta de inmediato
Ponerte a su altura e interrumpir inmediatamente la acción agresiva, para asegurar su bienestar y el de los demás.
Hacerle saber que está haciendo algo que no es correcto
Compartir a tu hijo con una postura amable y firme: “No se pega, eso duele y hace daño”.
Ayudar al pequeño a expresar con palabras aquello que está sintiendo
Es probable que ni él sepa lo que está sintiendo, por eso es muy importante ayudarlo a identificar la emoción correcta y expresarla con nuestras palabras: “Veo que estás enfadado porque se ha roto tu juguete” o “claro, sé que estás triste porque ya nos tenemos que ir y te estabas divirtiendo mucho”, por ejemplo.
Retomar el tema cuando esté calmado
En otro momento, retoma el tema y comparte con él estrategias que puede utilizar para reaccionar diferente cuando algo no le sale bien.
Puede "liberar" su enfado de una forma segura, plantea la opción de hacer respiraciones profundas, correr, contar al revés, abrazar fuerte un peluche o una almohada, etc.
Ahora que sabemos cómo podemos reaccionar ante esta situación, es clave que estemos atentos a reconocer y elogiar en nuestros niños cuando logren controlar su frustración sin agresión.
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