CORONAVIRUS
Parece que ha venido a quedarse durante una temporada con nosotros, así que mejor hacerse a la idea y echar mano de herramientas para que la convivencia sea lo más llevadera posible.
“No hablemos tanto de vacuna, que aún falta y hablemos más de cómo aprender a convivir con el virus”, comenta una chica en una terraza. En efecto, la clave está ahí: no podemos dejar de vivir en espera de una vacuna; tampoco podemos vivir alegremente como si el coronavirus no existiese, por mucho que los negacionistas se empeñen en creer que es así. El virus existe y es peligroso, así que lo más conveniente es echar mano de herramientas psicológicas que nos ayuden a convivir con una pandemia.
Hemos hablado con Javier Álvarez Cáceres, especialista en Psicología y director de la Consulta de Psicología Sr. Javier Álvarez, miembro de Top Doctors.
a este respecto. Y esto es lo que nos cuenta.
Ser dueños de nuestros pensamientos
“Desde la Psicología la ayuda que podemos ofrecer, es ser “dueños” de nuestra cabeza, de nuestros pensamientos, no dejando que una situación tan difícil como la que estamos transitando nos haga entrar en pánico, y/o padecer estrés, ansiedad o simplemente más malestar del que ya nos provoca este tiempo”, explica Álvarez.
¿Cómo conseguir lo anterior? “Es importante que seamos conscientes de cómo nuestros pensamientos influyen en nuestras emociones, y cómo nuestros pensamientos y nuestras emociones dirigen nuestras acciones, es decir, lo que cada cual hacemos, como nos enfrentamos y vivenciamos la pandemia”.
Por ejemplo, “Si mis pensamientos son de tipo muy catastrofista o negativos…del tipo “de esto no vamos a salir”, “mi madre se contagiará”, “los colegios son un peligro”, “qué haré si se contagia mi pareja”…o cualquier otro de este estilo, estaremos hipervigilantes en todo momento, y, como llevamos meses con la pandemia y parece que nos queda tiempo, al mantener un estado ansioso persistente en el tiempo, seremos “víctimas” propicias para diversos trastornos psicológicos, destacando entre ellos, la ansiedad, el estrés y la hipocondría”.
El psicólogo añade: “No se trata de minimizar lo que está pasando a nuestro alrededor, no se trata de autoengañarnos, es cuestión de hacer frente a la pandemia a nivel psicológico con recursos para, ante una situación complicada vivenciarla con el menor malestar emocional posible. Es vital diferenciar entre “peligro” y “riesgo”. “Cuando nos relacionamos desde el peligro, a nivel biológico segregamos toda una serie de sustancias químicas que nos mantienen en alerta. Al llevar desde marzo en una pandemia, y, quedar unos cuantos meses por delante de pandemia, nuestro cuerpo y nuestra mente acabará “agotado”. Ese agotamiento, y todas las sustancias químicas de mi cuerpo dará lugar a ansiedad, estrés y bajo estado de ánimo”.
La clave está en minimizar riesgos
“El concepto de riesgo creo que es útil para ayudarnos a vencer psicológicamente a esta pandemia. El riesgo es real, hay un riesgo a contagiarnos y que se contagien nuestros seres queridos. La parte buena es que contra el riesgo podemos luchar, podemos seguir haciendo una vida minimizando los riesgos, adaptando nuestras rutinas a esto que se ha denominado “nueva normalidad”. Si mantenemos unos hábitos de higiene correctos, uso de mascarillas, distancia social y el resto de recomendaciones de los diversos organismos oficiales, tendremos cierta sensación de control”, aclara.
Control en la minimización del riesgo. A la vez es muy importante cuidar nuestra parte emocional. Y para cuidarla, el psicólogo nos recomienda lo siguiente:
- “El deporte es un fuerte ansiolítico que nos puede ayudar a regular nuestros niveles de cortisol”.
- “Mantener el contacto social, pequeños grupos al aire libre, harán que podamos verbalizar nuestra vivencia y no sentirnos solos”.
- “Cuidar nuestra alimentación, ser conscientes de cómo estoy comiendo e intentar comer lo más saludable posible.
- “Vivimos en la era de la tecnología, aprovechémoslo. Hacer una videollamada para ver a esos familiares y amigos, a los que no podemos visitar con asiduidad nos dará sensación de cercanía. Si trabajamos nuestros hábitos y nuestros pensamientos, generaremos cierta sensación de control, control en la lucha de esta pandemia. El objetivo sería vivenciar una situación muy difícil de la manera lo menos difícil posible”.