DÍA INTERNACIONAL DEL YOGA
Te contamos todo lo que debes saber para practicar esta disciplina milenaria y qué estilo encaja mejor contigo.
Llega el verano y con él la presión por lucir un cuerpo diez. Si lo que buscas es tonificarte y definir musculatura sin hincharte como un cruasán de gimnasio, hacer ejercicio con el peso de tu propio cuerpo es una muy buena opción. Por ejemplo, bailar, nadar o escalar.
Pero si eres de aquellas personas que necesitan un extra y también buscan, además de una mejora física, un beneficio mental, emocional y espiritual: el yoga es para ti. Hoy, además, es el Día Internacional del Yoga y, en un contexto post Covid-19, los beneficios de esta práctica no podrían ser más relevantes.
De hecho, la pandemia ha aumentado la práctica de esta disciplina que ha desempeñado un importante papel en la rehabilitación de los pacientes de coronavirus, aliviando sus miedos, ansiedad o depresión.
El yoga es para ti, lo tienes decidido. ¿Y ahora qué? Si estás pensando en iniciarte en la práctica de este deporte seguro que habrás tropezado con una gran variedad de opciones, algunas con nombres tan extraños como Kundalini, Hatha, Vinyasa o Yin. Por Internet y cerca de tu casa, hay tal variedad de ofertas que resulta abrumador. Existe el yoga en tablas de surf, el yoga con cata de cervezas, ¡o incluso el yoga con cabras!
Obviamente, ninguno de estos tipos son los que se practicaban en la India de hace milenios - ni siquiera los que nos podrían sonar como más "antiguos", como el Hatha yoga que, en realidad, surgió a principios del siglo XX -. Son, más bien, una adaptación de una doctrina religiosa. Pero entonces, ¿qué es el yoga?
¿Qué es el yoga?
El yoga es una disciplina espiritual, física y mental originada en la India. Se trata de una de las seis doctrinas que forman parte del hinduismo y su significado etimológico es "unir o integrar".
Como afirma el maestro yogui, Luís Aguirre (@luisaguirreg en Instagram), "el yoga es la educación del Espíritu. Desde hace 5000 años, su finalidad es llegar a la experiencia de la plenitud existencial que nos integra con el Universo o el Todo".
Principales tipos de yoga
Una de las formas de "educar al Espíritu", según la disciplina yóguica, es la práctica de las asanas o posturas (seguro que te suenan términos como 'perro boca arriba' o la serie de posturas llamada 'Saludo al Sol', ¿verdad?). Pero, en cuanto a tipos de yoga, la cosa se complica.
Más que por tipo, habría que distinguir entre métodos de yoga y estilos de yoga. "Por ejemplo, el Hatha es un método de yoga, la raíz de donde penden multiplicidad de estilos, que tienen que ver con la forma de llevar a cabo una práctica: más dinámica o más pausada", diferencia Aguirre.
El Hatha es el método de yoga más extendido en Occidente y de él parten infinidad de estilos, siendo el Power Yoga, el Iyengar o el Hatha Vinyasa algunos de los más conocidos.
Hatha Yoga
"El Hatha Yoga se basa en la práctica de distintas asanas para trabajar el vehículo del ser humano, es decir, su cuerpo. Entiende que si el vehículo no está en forma y con buena energía, el conductor - o sea la mente - no puede llegar a ninguna parte. Y el pasajero, que es el Espíritu, no puede moverse con libertad. Es un concepto extraordinariamente sabio. Nos enseña que debemos limpiar el vehículo, tenerlo en condiciones y cuidarlo como un verdadero templo", explica el maestro yogui, Luís Aguirre.
El principal estilo con el que se suele llevar a cabo el Hatha Yoga es el Vinyasa. Es decir, los yoguis enlazan una asana tras otra mediante una especie de coreografía. Se suele empezar o acabar con una meditación y la práctica puede incluir pausas para descansar entre posturas.
El Power yoga es un estilo muy dinámico de Hatha Yoga, en el que no hay pausas entre posturas y es ideal para aumentar la fuerza y la flexibilidad del alumno y para aquellos que busquen un buen ejercicio de cardio.
En Iyengar Yoga se realizan menos posturas de yoga que en otros estilos y se focaliza en la perfecta ejecución de las asanas. Es un estilo muy purista, por así decirlo.
Yoga espiritual
En los últimos tiempos, el Yin Yoga y el Kundalini Yoga también han ido ganando adeptos y su popularidad ha ido en aumento, sobre todo por los beneficios que aportan a nivel mental y emocional (una muy buena opción si sufres de estrés o ansiedad).
El Yin Yoga es un estilo derivado del Hatha y la medicina tradicional china, en el que las asanas se sostienen de forma relajada entre 2 y 5 minutos. El yogui debe, literalmente, "abandonarse" a la postura desactivando la musculatura y, respirando de forma amplia y acompasada, puede llegar a un estado de relajación y meditación profunda. El estilo Yin es relativamente nuevo y es ideal para las personas que quieran iniciarse en el yoga o busquen una práctica más pausada.
El Kundalini, en cambio, es uno de los métodos más antiguos y poderosos del yoga. Se le conoce como el yoga de la conciencia porque su objetivo es despertar la 'energía kundalini' que, según los hinduistas, es un misterioso poder que reside en el ser humano y debe unirse al dios Shiva en el chakra coronario, situado en la parte superior de la cabeza.
Se trata de una de las disciplinas más espirituales, ya que su práctica es muy meditativa e incluye mudras (gestos sagrados con las manos), pranayama (ejercicios de respiración) y la entonación de mantras (palabras en sánscrito cantadas).
¿Cómo empezar a hacer yoga?
"Cuando uno comienza a practicar yoga, no sabe cuál es el método que mejor le funciona. Solo comparando distintos métodos, estilos y maestros encontrará el que le encaje mejor", explica Aguirre. "Se pueden practicar varios métodos a la vez, dependiendo de si se busca mejorar la parte física, la parte mental o la parte espiritual", agrega.
En términos generales, si el alumno no está en buena forma física, siempre es mejor que comience por prácticas más suaves o restaurativas como el Yin o un nivel inicial de Iyengar. Cuando el yogui se sienta preparado para una práctica más activa, puede probar el Hatha o el Power.
Existen infinidad de prácticas, estilos y métodos yóguicos, lo importante a la hora de empezar es tener paciencia y observarse, aprender a respirar y encontrar cada uno su límite sin llegar a forzar el cuerpo.
¡Namasté!