¿MEJOR UNIDOS?
La psicóloga familiar, Sara Hernández, aclara todas las dudas sobre el debate de la separación de gemelos en el colegio.
El vínculo que se genera entre hermanos gemelos y mellizos es una de las realidades más curiosas y, a su vez, complejas, que la psicología lleva estudiando durante años. La intensidad de estas relaciones puede llevar a situaciones completamente dispares dependiendo del caso: desde dependencias emocionales hasta rivalidades peligrosas.
Son muchas las familias con hijos monocigóticos que se encuentran con un complicado dilema durante la búsqueda de un colegio: ¿es más o menos conveniente que los gemelos estén juntos o separados en la escuela? Con tal de disipar todo tipo de dudas en torno a esta disyuntiva, en NovaMás hemos hablado con Sara Hernández (@tupsicologafamiliar), psicóloga experta en orientación familiar y salud emocional.
Separar a los gemelos, algo del pasado
En el curso 2020-2021, Madrid se convirtió en la primera comunidad de España en obligar a los colegios públicos y concertados a que contasen con más de una unidad escolar en cada curso o nivel educativo, a “escolarizar a los hijos nacidos en parto múltiple en el mismo grupo”. Así se decretó desde la Consejería de Educación, que hasta entonces ya daba libertad de elección a los padres de mellizos y gemelos.
Hernández asegura que, teniendo en cuenta su propio proceso de adaptación y desarrollo personal, “lo más conveniente desde el aspecto emocional, social y afectivo de los hermanos gemelos es estar juntos; tanto en el centro educativo como en la misma clase”. Y es que, hasta el momento, no hay ningún estudio académico que apoye que la separación facilite el proceso académico o que lo considere favorable para su desarrollo social. En realidad, es más bien al contrario.
Situándolos en clases diferentes, “estaríamos haciéndoles pasar por una doble separación: la de sus padres y la de su hermano”, explica la psicóloga. Dado que en hermanos monocigóticos hay una relación muy íntima y puede perjudicarles esta separación, “hay que hacer un proceso de preparación que les generará malestar si tienen que separarlos, y tendremos que prepararlos emocionalmente con tiempo”.
La decisión debe adaptarse al caso
Pese al posicionamiento de la ciencia, “lo ideal sería poder analizar de manera individual cada caso y adaptarlo a cada necesidad”. Apostar por esta opción solamente convendría en casos con muchos conflictos entre ellos y en los que se valore que sería beneficioso, como cuando hay mucha rivalidad entre ellos o dominancia de uno sobre el otro.
Sara Hernández coincide con las primeras leyes que ya se implantaron en Madrid en el curso 2017-2018, y reafirma que, en caso de querer separar a los alumnos, la decisión “debería de ser tomada por los padres y no por el centro, ya que esto puede ser perjudicial para su desarrollo”.
Al fin y al cabo, dado el vínculo y la necesidad de estar juntos, los hermanos tenderán a buscarse si no están juntos en clase, por lo que “no será funcional separarlos si lo que buscamos es que mejoren su desarrollo académico o social”.
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