CONSEJO DE FISIOTERAPEUTA
Hablamos con la fisioterapeuta Beatriz Martínez sobre los mejores remedios para cada tipo de lesión.
Cada vez que nos hacemos daño en casa, en el trabajo o en la escuela, siempre hay alguien que corre a por hielo. Aplicar fríoes lo primero que se nos ocurre cuando vemos que alguien se está retorciendo de dolor tras caerse o darse un golpe. Pero, ¿lo hacemos bien?
Para arrojar luz sobre este tema, en NovaMás hemos hablado con la fisioterapeuta 12838 del Colegio de Fisioterapeutas de Catalunya, Beatriz Martínez (Instagram @fisio_bea), que nos ha aclarado cómo debemos actuar en cada caso.
"La premisa principal de la aplicación de frío o calor se va a basar en el momento de la aparición del dolor y la causa que lo ha provocado", afirma la experta. ¿A qué se refiere? Te lo contamos a continuación.
Inflamación vs. rigidez
Explicado de la forma más sencilla posible, la aplicación de frío o calor dependerá del tipo de dolencia que tengamos y el objetivo que queramos conseguir.
"Generalmente, en problemas agudos, como torceduras, golpes, inflamación, o en casos de enfermedades crónicascomo la artritis- en la que aparece inflamación en la articulación-, usaremos el frío", nos revela Beatriz.
¿Por qué? Porque queremos conseguir "una vasoconstricción para que no vaya más líquido a la zona afectada". Según la fisioterapeuta, la única "premisa estricta" es no poner calor en una inflamación, ya que "lo único que conseguiremos es que la zona se inflame aún más".
En cambio, si tenemos dolor a causa de una rigidez y lo que queremos conseguir es mejorar el movimiento de una zona, en la mayoría de los casos lo mejor que podremos hacer será aplicar calor. "Las tendinosis crónicas, por ejemplo, que necesitan movimiento, necesitan aplicar calor para que se relaje tejido y conseguir que se haga más elástico".
"Si hay dolor por una contractura o sensación de rigidez, seguramente sea indicativo de que necesites mover la zona. Con el calor ayudamos a que el tejido sea más elástico y, de paso, aumentamos la oxigenación", resume la colegiada.
La regla de las 72 horas
Otra manera fácil y ‘para dummies’ de averiguar si debemos aplicar frío o calor, es el tiempo que ha transcurrido desde el inicio de las molestias.
Debemos aplicar frío en los dolores momentáneos -por ejemplo, cuando nos damos un golpe fuerte-, pero si pasan 72 horas (el periodo agudo) y el dolor persiste, puede que sea necesario aplicar un tratamiento con calor. Aunque, como nos recuerda la sanitaria, "pasadas 72 horas puede seguir habiendo inflamación y podemos seguir aplicando hielo".
Por lo tanto, la respuesta a la pregunta inicial es sí, lo hacemos bien al aplicar hielo en un primer momento cuando alguien se hace daño.
Cada paciente necesita un tratamiento distinto
Una vez explicadas estas pautas, Beatriz nos recuerda que "no existen evidencias científicas de que sea mejor el calor o el frío", por eso, la mejor opción es ir a ver a un fisioterapeuta para que te recomiende el tratamiento más adecuado en tu caso. Ya que hay personas a quienes les va mejor el hielo y otras, en cambio, no lo toleran.
Recuerda
En el caso que apliques frío, el hielo nunca debe estar en contacto directo sobre la piel; usa un trapo para envolverlo.
Y en el caso de que elijas aplicar calor, hazlo durante 15 o 20 minutos, que es el tiempo que tarda en producirse el efecto deseado. "Cuando la zona vuelva a su temperatura normal, se puede volver a aplicar", nos aclara la experta.
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