CRIANZA
Hablamos con diversos profesionales para conocer la relación entre ser agradecido y ser más feliz.
Existen dos tipos de gratitud: la condicional y la incondicional. La primera consiste en sentirse bien cuando a uno le salen las cosas como espera. La segunda es un modo de vida que, según psicólogos y expertos, conduce al éxito personal y a la felicidad.
Enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos es una labor importantísima que no solo beneficiará su salud física y psíquica, sino que también aumentará su empatía y autoestima. Hemos hablado con diferentes profesionales para entender por qué es tan necesario que los niños sean agradecidos para ser más felices.
Aumenta la felicidad y el bienestar
Una persona agradecida se enfoca únicamente en lo que tiene y no en lo que le hace falta o en lo que añora. “El hecho de valorar lo que cada uno posee, sin compararnos con los demás, nos hace más felices”, aseguran los expertos de Nanas & Co.
Desarrolla una actitud positiva ante la vida
Cuando uno es agradecido tiende a ver el lado bueno de las cosas, lo que se traduce en más felicidad en su día a día. “Agradecer ayuda a hacer felices a otras personas, por ejemplo, cuando a uno lo valoran en su trabajo o le agradecen su ayuda en algún tema importante, se siente mucho más feliz”, apuntan desde esta empresa de selección de servicio doméstico especializada en el cuidado de niños y mayores.
“El agradecimiento nos predispone a ser más optimistas y constructivos, algo fundamental para la motivación del niño a la hora de aprender y explorar el medio”, añade Claudia Pérez García, psicóloga colaboradora de Avance Psicólogos.
Fortalece las relaciones con los demás
Una persona agradecida no sólo es más feliz consigo misma, sino que puede aportar también parte de ese optimismo a la vida de los demás. Según la compañía de personal para el cuidado infantil, “si eres agradecido con los demás, ellos se sentirán más unidos a ti y las relaciones interpersonales se harán mucho más sanas y sólidas”.
"Es muy positivo para desarrollar unas buenas habilidades sociales"
“Los niños son muy sensibles a sentirse reconocidos, de manera que cuando valoramos sus esfuerzos y cualidades, y les agradecemos, reforzamos su autoestima, pero también su capacidad de empatizar con los esfuerzos y virtudes de los demás. Esto es muy positivo para desarrollar unas buenas habilidades sociales”, destaca Pérez García.
“Cuando agradecemos a los demás fortalecemos nuestras relaciones, y esto aprendido desde temprana edad, es bueno para desarrollar una de las bases de la comunicación asertiva”, añade la psicóloga.
Ayuda a valorar las cosas y nos hace más conscientes de lo que tenemos
Esta es otra de las razones por las que debemos enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos, pues esta cualidad es capaz de abrirnos las puertas a un mundo que la mayoría de las personas desconoce.
“Ser agradecido en la vida es la única manera de no frustrarse cuando ésta se pone difícil y presenta contrariedades”, aseguran desde Nanas & Co. Elimina el miedo, la frustración y la violencia, ya que vivir dando las gracias cada día, evita que uno piense de manera negativa y, de alguna manera, contribuirá a que repudie las disputas y la violencia.
“Es positivo que los niños entiendan el concepto de agradecimiento y lo desarrollen como valor, en primer lugar, porque las personas que aprenden a agradecer son más conscientes del valor de las cosas, ya sean materiales o personales, y sabemos a día de hoy que sentirse agradecido nos hace más felices”, puntualiza la psicoterapeuta de Avance Psicólogos.
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