CUESTIÓN DE SEGURIDAD
La natación es un deporte frecuentemente recomendado por constituir una muy buena opción para muchos tipos de personas, sobre todo gracias a que se trata de una actividad que no tiene impacto. Además, ofrece la gran ventaja de trabajar cardiovascularmente al mismo tiempo que se fortalece todo el cuerpo.
¿Sabías que, a una misma intensidad de ejercicio, la natación sube la frecuencia cardíaca un 13% menos que, por ejemplo, correr? Influyen varios factores, entre los que se encuentra que practicar ejercicio en posición horizontal implica un menor esfuerzo en que el corazón desplace la sangre por nuestro cuerpo.
A la hora de ponerse en forma, hay muchas diferencias entre nadar en el mar o en la piscina. Vamos a valorar una a una, pero te adelanto que resulta difícil elegir uno por encima del otro.
Evidentemente, lo primero y más importante es la seguridad. Lo más habitual de nadar en piscina es hacerlo en una que cuente con 6 u 8 calles de 25 metros, vigiladas en todo momento por mínimo un socorrista. Además, las piscinas tienen un aforo, distribución de calles lentas o rápidas, así como la directriz de circular por la derecha. En resumen: estaríamos hablando de la práctica de deporte en un entorno muy seguro.
En cambio, en la playa dependes como mínimo del estado del mar. Con bandera verde es posible nadar con seguridad, pero con bandera amarilla se torna complicado y peligroso, y obviamente queda totalmente prohibido en el caso de haber bandera roja.
Si hay bandera verde y te decides a nadar, tienes que contar también con que siempre hay que hacerlo en dirección paralela a la orilla, e idealmente enganchado a una boya inflable que te haga visible. En el caso de que te pase algo te podrían ayudar mucho más rápidamente.
Aunque no lo creas, la seguridad influye en tu rendimiento. No es lo mismo nadar en una piscina en la que puedes aumentar la intensidad o agarrarte a las corcheras o al bordillo en caso de imprevisto, que hacerlo en aguas abiertas.
¿Flotas más en el mar o en la piscina? El agua salada facilita la flotabilidad, por lo que en la piscina hay que hacer un mayor esfuerzo para mantenernos a flote durante la práctica de la natación. A mayor cantidad de sal, mayor flotación.
Si solo tuviésemos en cuenta ese elemento, la piscina sería una mejor opción para mejorar el rendimiento: haríamos más esfuerzo para recorrer una distancia en un tiempo determinado.
El mar, aún con bandera verde, no es totalmente tranquilo. Nadar con la corriente a favor nos ayuda a avanzar, pero a contracorriente requiere un esfuerzo adicional.
Esto significa que con la corriente a favor podemos entrenar a mayor velocidad, y con ella en contra el trabajo irá destinado a obtener potencia muscular. En este caso el mar nos permite una mejora de rendimiento más amplia.
Para conseguir estas mismas mejoras en la piscina tenemos que ayudarnos de material como las aletas o las manoplas de natación. Existe además el hándicap de que cada 25 metros tenemos que darnos la vuelta, cosa que en el mar no nos sucede.
Para nadar en verano en el mediterráneo no se te habrá ocurrido ponerte neopreno. En cambio, si lo haces en otro momento del año o en otros mares u océanos, el neopreno es más que necesario. Simplemente, ten en cuenta que el neopreno facilita la flotabilidad, por lo que, si lo usas en el mar o en la piscina, vas a tener que hacer menos esfuerzo para nadar.
La incertidumbre del mar te hace perder ritmo de entrenamiento. Por ejemplo, nadar teniendo que estar pendiente de otros bañistas o nadadores, de otras personas que disfrutan en el mismo espacio de momentos de recreo con colchonetas o tablas, de ver bien porque te pille el sol de frente, o de no perder la orientación para no ir mar adentro.
Al final, todos estos elementos te obligan a parar, a cambiar el ritmo o a cambiar la trayectoria. Además de no saber bien qué distancia llevas, salvo que lleves tiempo nadando en una zona y tengas puntos de referencia.
Todo ello da lugar a que no puedas estar convencido de que el entrenamiento se desarrollará como tú quieres. En cambio, en la piscina puedes tener planificado casi la totalidad del trabajo.
Quizás has llegado a este punto y te sigues haciendo esta pregunta. Como hemos visto, no existe una respuesta clara y única, porque depende de muchos factores.
Desde mi punto de vista, lo mejor es elegir la piscina, porque es un lugar seguro. Más aún si tienes poca experiencia, ya que te garantizará cumplir con un entrenamiento.
Eso no significa que desaproveches la oportunidad que te da el verano para nadar en el mar. Es importante mejorar la forma física, pero la disposición de un entorno diferente también será parte de la decisión.
Además, si uno de los motivos de mejorar tu entrenamiento es que estás preparando alguna prueba, como un triatlón, no puedes llegar al día clave sin haber entrenado en aguas abiertas.
Tanto el objetivo como la seguridad y el bienestar que te aporta la actividad tendrán importancia en la elección.