ALERTA ALIMENTARIA
Recientemente, varios consumidores han denunciado varios casos de plásticos azules en alimentos envasados. ¿Qué está ocurriendo? ¿Debemos alarmarnos? En este artículo os explico el origen de estos residuos.
De los peligros a los que estamos expuestos cuando comemos un alimento, el peor visto por el consumidor son los peligros físicos, es decir, que nos encontremos un cuerpo extraño que no debería estar allí. Y estos días, se han denunciado varios casos de plásticos azules en alimentos ¿qué está pasando? ¿Qué podemos hacer?
En las plantas de fabricación de alimentos, es obligatorio utilizar un sistema de análisis de peligros, es decir, analizaremos los peligros que nos podemos encontrar en cada fase del proceso, desde que entran las materias primas hasta que sale el alimento o producto en el transporte. A cada peligro le pondremos unas medidas que eviten o disminuyan el riesgo.
Los tipos de peligros que se analizan son:
Pues estos 5 peligros se analizan en cada paso de la producción poniendo a cada una de ellas las medidas preventivas apropiadas para que no ocurra.
Ahora que sabemos cómo se minimiza el riesgo, vayamos al caso concreto de los plásticos.
El azul es el color por excelencia usado en industria alimentaria para todo lo que no es "alimento". Los guantes (en caso de ser necesarios), cofias, trajes, cintas de transporte, utensilios… se procura que todo sea azul ¿por qué? Porque no hay ningún alimento de color azul (no, los sugus azules son de piña) y de esa manera se puede distinguir visualmente de forma muy sencilla. Se detecta rápido. Tan rápido que, además, muchos utensilios de color azul son también detectables por los detectores de metales que tenemos al final de las líneas de producción.
Un detector de metales, rechaza todos los alimentos en los que encuentre una pequeña partícula metálica, que son las que más riesgo de aparecer en un alimento hay, porque las líneas de fabricación suelen ser de estos materiales.
Pero ¿qué ocurre con lo que no es metálico? Que hay que poner mil ojos. Dos mil ojos. Dos mil millones de ojos. Tanto cristal, como plástico duro, guantes o estos pequeños plásticos.
Los alimentos congelados vienen en cajas cubiertas en plástico de color azul para que no estén en contacto directo con la caja ni expuesto al ambiente exterior (y menos mal, permitidme decir, la otra opción es peor). En ocasiones, un trocito de este plástico puede rasgarse y aparecer en el alimento. Ese es el trocito que se ve. Y como se ve, lo quitas.
Siempre pienso que hay que tener más miedo a lo que no se ve que a lo que se ve, y de nuevo se cumple. ¿Es permisible que haya trozos de plástico azul? En absoluto, hay que analizar qué ha pasado y poner nuevas medidas preventivas. ¿Es motivo de alarma social? En absoluto.
Eso sí, pese a que el riesgo cero no existe, hay que trabajar intensamente en que esto no vuelva a ocurrir y os aseguro que se hará.
¿Es necesario utilizar ese plástico? Rotundamente sí, hasta que haya alternativas mejores que protejan al alimento de peligros mayores. Se tiene que trabajar en disminuir el plástico a utilizar, pero cuando hace falta, hace falta. Y siempre tiene que ir la seguridad alimentaria por delante. Por supuesto, ese material es apto para el uso con alimentos (lo que no significa que sea comestible).
PD: La preocupación, las medidas preventivas y todas las acciones que se planteen, deberán incluir la posibilidad de que en vez de este plástico hubiera sido metal o vidrio, eso sí habría sido un verdadero problema y no un trocito de plástico perfectamente visible e inocuo.