No es solo para chicas
La famosa postura sexual de la tijera se asocia a parejas de chicas, pero también puede disfrutarse en una pareja heterosexual si sabes cómo.
Entrelazar los genitales en busca de un roce placentero es básicamente lo que definiría la postura de la tijera. Sí, obviamente, cuando estos genitales son dos vulvas, se produce una mayor fricción entre los pliegues, que estando lubricados, pueden generar una sensación especialmente placentera, hasta el punto de llegar al orgasmo, sobre todo si se estimula lo suficiente el clítoris.
Pero, ¿se trata de un placer reservado solo a las parejas de mujeres? Obviamente no.
En realidad, la idea en la que se basa la postura de la tijera es en dar placer a través del contacto y no centrarse solo en la penetración. De hecho, es más fácil llegar al orgasmo a través de la estimulación y roce del clítoris, que de la penetración vaginal, por lo que no es una idea a desechar en cualquier tipo de pareja.
No obstante, hay estudios que afirman que las parejas de mujeres homosexuales gozan de más orgasmos que las mujeres heterosexuales, precisamente porque su sexualidad no se centra exclusivamente en el coito, sino que presta la misma atención a los juegos manuales, los besos, el sexo oral o las simples caricias. De la misma forma que estas ideas pueden aplicarse a una pareja heterosexual, con el placer de la tijera pasa exactamente lo mismo.
Tal y como la describe la educadora sexual Verónica Maza, “Para realizarla es necesario que ella y él se acuesten en lados opuestos de la cama y abran las piernas para adoptar una posición semejante a la de unas tijeras abiertas. Las pelvis de ambos deben acercarse hasta que los sexos se unan”. Si bien la postura parece sencilla, la clave estará también en coordinarse a la hora de moverse. “Cuando estén unidos lo más importante es encontrar un punto en donde sientan placer. Para conseguirlo es necesario moverse sutilmente hasta ubicar un lugar en el que la vulva y la entrada vaginal generen sensaciones agradables y no dolor”. En este caso, contar con la ayuda de un lubricante.
Si bien se trata de una práctica sexual que puede ser fantástica en sí misma, también es posible optar por la penetración en esta postura, ya que también tiene algunas ventajas. En este caso habrá que ayudarse de los brazos para buscar puntos de apoyo y coordinar los balanceos pélvicos de ambos para que el pene pueda entrar en la vagina, sin hacer movimientos muy bruscos, ya que además de salirse constantemente, podría producir alguna lesión.
“En el caso de que haya penetración, es una postura que invita a una velocidad más lenta, lo que nos permite disfrutar de forma más consciente de cada movimiento y también de estimular el clítoris a la vez que se da la penetración, para aumentar aún más el placer de la mujer”, aporta la sexóloga Sonia Encinas.
Asimismo, el estar frente a frente permite acariciar otras zonas erógenas y disfrutar de la excitación del contacto visual. De hecho, en el mundo de las posturas sexuales, además de buscar diferentes formas de penetración, la variedad permite sobre todo otras formas de interactuar con la pareja.
“Por ejemplo, la postura de la cuchara, además de servir para la penetración, podemos usarla para acariciar o lamer la espalda, para estimular los pechos, para la masturbación, etc. Incluso, estar a cuatro patas puede ser súper estimulante para practicar sexo oral. Hay tantas posturas como nos permita el cuerpo, pero si algo tengo claro es que la creatividad sexual se entrena poniéndola en práctica”, concluye Encinas.