Salud y sexo
Es mucho más frecuente de lo que crees. El consumo de algunos medicamentos puede hacer que nuestro deseo decaiga y que los encuentros eróticos sean lo último en lo que pensemos. Pero, hay remedio y formas de aprender a recuperarlo.
No es nada nuevo si te decimos que donde realmente reside tu deseo es en el cerebro y por ello, la salud mental y el estado emocional están íntimamente relacionados con las ganas que tenemos de tener sexo.
Un ambiente poco favorable, un periodo de estrés o las preocupaciones hacen que estemos más pendientes de cualquier cosa menos de nuestra satisfacción sexual. Si a esto le sumamos que a veces los problemas van acompañados de medicamentos, entonces ya tenemos el cóctel perfecto para encontrar la razón. Diferentes medicamentos pueden tener efectos secundarios sexuales que alteran nuestra vida íntima. Y no son sólo los más específicos, sino que muchos de los que tomamos habitualmente pueden alterar nuestra satisfacción y modificar el apetito sexual.
¿Cómo podemos paliar los efectos secundarios sexuales de un medicamento?
Acudir a una profesional es la mejor manera de solucionarlo y aprender que, por sufrir este tipo de efectos secundarios, nuestra vida sexual no se ha acabado. Sin embargo, la mayoría de las personas se resignan a vivir en ese estado durante mucho tiempo en el que el sexo se convierte en algo secundario. Sonia García, psicóloga y sexóloga, cuenta que en su consulta ve habitualmente este problema. La falta de deseo es la cuestión por la que más le visitan y en su mayoría somos nosotras las que damos el primer paso, aunque cada vez más los hombres también están rompiendo tabúes y acuden en busca de soluciones. En cuanto a ese estado de letargo sexual a causa de los medicamentos, afirma que “Muchas mujeres lo tienen asumido como “lo normal” debido a la educación recibida y muchos hombres se sienten avergonzados por lo mismo, por la educación recibida”. Es lo que ella llama “Los enemigos del sexo” y que ha plasmado en un libro que lleva el mismo nombre donde recorre todos los obstáculos que nos impiden disfrutar de nuestra intimidad.
¿Qué medicamentos afectan a la vida sexual?
En los últimos años el consumo de antidepresivos y ansiolíticos ha aumentado. El ritmo de vida que llevamos, querer llegar a todo y no poder, la presión por conseguir cada vez más o las expectativas que ponemos sobre nosotras mismas nos hacen recurrir a los medicamentos para poder sobrellevarlo. Los antidepresivos y ansiolíticos son los más comunes y el aumento de su consumo radica en la forma de vivir que tenemos. Aunque podríamos pensar que un medicamento que nos ayuda a estabilizar nuestro estado emocional sería favorable al sexual, no lo es.
Los antidepresivos son unos de los medicamentos que más afectan al deseo sexual. El alto grado de serotonina que nos inyectan hace que el orgasmo se retrase e incluso se inhiba. Por otro lado, los ansiolíticos producen un efecto relajante y de sedación que complica las relaciones sexuales. Pero no son solo estos los medicamentos que repercuten en la vida sexual, los anticonceptivos orales también toman parte y modifican nuestras ganas de mantener relaciones sexuales. “Aunque muchas veces los anticonceptivos hormonales ayudan en los casos de disfunción, ya que aportan una mayor tranquilidad respecto a los embarazos no deseados y, por ende, en la mayoría de los casos son un factor que aumenta la libido, también se han documentado algunos estudios que hablan de una disminución del deseo sexual, aunque en un porcentaje menor. Es importante especificar que la toma de otros fármacos a la vez que los tratamientos hormonales puede causar una interacción y provocar que se pierda el efecto anticonceptivo.
Así lo aclara Silvia C. Carpallo, sexóloga y periodista especializada en sexualidad, autora de 'Sexo para ser feliz': “Antes de iniciar un tratamiento es necesario consultar con un especialista sobre qué opciones tenemos y cuál es la que más se adapta a nuestras necesidades”. En muchos casos comenzamos con un tratamiento sin pensar en cómo nos afectará sexualmente, por ello “Si este aspecto es importante para nosotras, debemos informarnos antes”.
Medicamentos que tomamos habitualmente y que afectan a nuestra vida sexual.
• Antiinflamatorios y analgésicos. “Los estudios no son concluyentes” puntualiza Carpallo, pero pueden afectar a la vida sexual.
• Antihistamínicos. Estos medicamentos tienen que ver sobre todo con la dificultad de erección. Es importante recordar que en este caso, como aclara la sexóloga, los efectos sólo duran unas horas, por lo que no debemos preocuparnos excesivamente.
• Antihipertensivos. Ocurre “Un efecto similar al de los medicamentos para tratar la depresión”. Disfunciones sexuales que afectan más a los hombres que a las mujeres.
• Antiepilécticos. Alteran el orgasmo y pueden provocar la disminución del deseo. “Afecta por igual a hombres y mujeres” dice Carpallo.
¿Cómo recuperar el deseo sexual?
La sexóloga Sonia García está de acuerdo con Carpallo en que la primera medida es acudir al médico y hablar sobre lo que nos está pasando. Después, y una vez seguidas las recomendaciones médicas, el deseo y la satisfacción sexual se pueden trabajar y recuperar con una sexóloga. “Se puede trabajar en la reeducación sexual y la fantasía para que tomemos un papel activo en la búsqueda de nuestro deseo aunque seamos conscientes de que nuestro cerebro no va a reaccionar como desearíamos debido a la medicación. Siempre podremos hacer algo aunque sea condicionado por los fármacos en un proceso de aceptación y adaptación a la situación y de reeducación sexual. La sexualidad necesita, sí o sí, de un papel activo por parte de la persona”, afirma García.
Medicamentos, confinamiento y falta de deseo
Durante el confinamiento por coronavirus pueden incrementarse los efectos secundarios de los medicamentos mezclados con la situación que estamos viviendo. Por ello, si buscamos cómo mejorar nuestra vida sexual, “Acudir a la imaginación, las fantasías y los recuerdos nos pueden ayudar con la tarea de recuperar el deseo sexual” aconseja García que nos propone “Leer literatura erótica, explorar nuestro cuerpo, escribir relatos que nos estimulen sexualmente, probar diferentes juegos e incluso atrevernos a sentirnos atractivas ya sea para nosotras mismas o para nuestra pareja”.
Hay muchas opciones, pero si necesitamos un empuje o asesoramiento profesional, siempre quedará la opción online para seguir trabajando el apetito sexual desde casa.